Conoció de la existencia de este país gracias a la noticia de un huayco en un diario español. Al año siguiente, al entrar a la Compañía de Jesús, pidió que lo enviaran al Perú. Nunca más se fue. Jesuitas.pe conversó con el P. Juan Hernández Astudillo SJ, Coordinador de la Plataforma Apostólica de Piura, sobre esta región donde vive y trabaja, y sobre los retos que la Compañía tiene en ella. 

Por Jorge Ruiz Z.

 

 

LOS JESUITAS EN PIURA

 ¿Desde cuándo la Compañía está presente en Piura?

Desde hace 54 años. Comienza con el Colegio San Ignacio, en el 59. Todo esto era desierto, no había ninguna casa, solamente el colegio. Después viene el CIPCA (Centro de Investigación y Promoción del Campesinado), que ya cuenta con 40 años, y el Colegio Fe y Alegría de “El Indio”, que también cumple 40 años. Radio Cutivalú cumple 27 años.

¿Y cuál cree que ha sido el aporte más significativo de la Compañía para la región?

Hay varios niveles: uno es el de la educación, con los colegios de Fe y Alegría y el Colegio San Ignacio; otro nivel es el de la agricultura, donde tenemos al CIPCA, que tiene importancia regional, por ejemplo, a través de un proyecto por el que llevamos trabajando 8 años con el gobierno regional y con distintas instancias locales. Por otro lado, tenemos el trabajo con los grupos vulnerables, con el programa CANAT, que vela por niños y adolescentes de bajos recursos económicos; con la “Asociación por la Vida”, que se encarga de niños con SIDA; el trabajo con jóvenes en las cárceles en Almirante Grau y Rio Seco, y el trabajo con las trabajadoras del hogar.

La Provincia jesuita del Perú ha optado por un tipo de organización a través de plataformas apostólicas regionales ¿Cómo funciona esto en Piura?

Tenemos 14 obras de la Compañía en esta región, todas con intereses comunes, por lo que hemos comenzado a trabajar como un solo grupo con la idea de tener repercusión en el fortalecimiento de cada una de las obras y en su articulación con la sociedad civil. Hay obras que aportan al conjunto una visión nacional como el CIPCA, otras que aportan en pedagogía, y otras que aportan en espiritualidad. Juntos, como plataforma, se da un plus mayor. Tenemos también un grupo de estudio, donde nos formamos en la lectura de documentos, debates, y en una visión de la realidad acorde con la espiritualidad de la Compañía.

LA REGIÓN PIURA

¿Cómo encuentra a la región?

Está en una situación complicada pues si bien la economía se está desarrollando a pasos muy fuertes -tenemos petróleo, pesca, agricultura bastante desarrollada- también existe una dinámica política y social muy débil. El Gobierno Regional no tiene capacidad para mejorar esto, no quiere hacerlo o no puede. Lo mismo pasa en educación, que es un desastre. Este año, por ejemplo, hay 1500 profesores que no han entrado en planilla ya que el Ministerio de Economía no los financia. 1500 por 40, son 60 mil niños que se quedan sin educación este año. Lo mismo pasa en salud, donde hay bastantes deficiencias. Educación, salud y alimentación son los 3 pilares del desarrollo social. El problema es de personas y de estructuras que no están adecuadas al trabajo que se tiene que hacer. No puede ser que tú vayas hoy en día a la Dirección Regional de Educación y sigan escribiendo a mano, usen papeles, y que tengan 300 mil folders cuando hay plata para cambiar esto. Qué sentido tiene esto en el siglo XXI. Supongo que esto es igual en todo el país, y que tiene que ver con el funcionamiento en general del Estado, pero acá salud y educación son el problema y yo creo que tiene que ver con los gobiernos anteriores, especialmente el del APRA.

Ante este panorama, ¿con qué desafíos se encuentra la plataforma de Piura?

La plataforma no va a cambiar la región. Esto es responsabilidad de los gobiernos regionales, provinciales, locales, de las empresas, y luego, de todos nosotros. Nuestra responsabilidad es hacer lo posible para que las experiencias positivas que están saliendo puedan incidir en políticas públicas, pero es un trabajo a mediano plazo. El cómo hacerlo es fundamental. Si un colegio en el campo logra solo 500 horas con los niños pero Fe y Alegría 1200, debemos preguntarnos qué pasa, qué hay que cambiar.

¿Existen, entonces, oportunidades para actuar?

A nivel de la Compañía creo que deberíamos dedicarnos más a formar cuadros, que tengan capacidad y puedan llevar instituciones para hacer funcionar la sociedad. Pero claro, la formación demanda plata y tiempo, pues no es una cuestión de “charlitas”. Hay que pararse a pensar a futuro, cómo está el país, qué necesidades de frontera hay, y, por lo tanto, a dónde debemos poner las capacidades que tenemos o podemos tener. No todos vemos lo mismo. Hay que priorizar. Hoy en día esto es más complicado porque la sociedad va rápido con los cambios tecnológicos y los cambios de mentalidad. Te hace falta ser ágil y a la vez constante para impulsar las cosas.  

Un mal ejemplo son los políticos. Ya están en campaña electoral en vez de estar aprovechando los recursos que tienen. Estamos perdiendo tiempo de gestión municipal. Lo peor es que estamos acostumbrados. El problema es de fondo: lo que se hace lo damos como normal, y allí nosotros tenemos un papel serio. Hay que denunciar lo que se debe denunciar, algo así como lo que ha hecho el Papa. Los gestos significan actitudes y prácticas que engendran algo nuevo. Aquí hay un buen ejemplo: una muchacha con SIDA y con 3 hijos, en Chulucanas, ha estado consiguiendo cosas para hacer canastas para la gente. Eso produce algo nuevo: “yo pongo algo para que salga algo”. Y esto es totalmente distinto a lo que hacen los políticos.

EDUCACIÓN Y SOCIEDAD

¿Y esta actitud inmediatista de qué depende?

No es fácil, hay que ser realistas. Por cultura la gente está acostumbrada a recibir. Y hay gente que sabe que al dar tiene a los demás consigo. Entonces no haces creativa a la gente y eso tiene que ver con la Conquista, con la Colonia, con la República, etc. Lo importante es preguntarnos qué podemos hacer para solucionar esto. Creo que hay que trabajar ciertas líneas dentro de la espiritualidad, dentro de la educación, que vayan afirmándose en bases diferentes para poder construir hombres y mujeres diferentes. No es fácil pero se puede hacer.

La vida no hay que verla desde acá, sentados, sino desde la realidad cercana. Cómo vas a entender estas cosas si no las vives. Anda, por ejemplo, a un hospital. No a una clínica, sino a un hospital. Si tú no pasas lo que padece la gente no vas a entender lo que es la salud. Las cosas hay que pensarlas, pero también hay que sentirlas. Hay un aporte que la Compañía está haciendo pero lo podemos hacer mejor y ese es el reto. La situación que vivimos es fascinante, pero hay que darse cuenta de ello.

¿Y por dónde se debe empezar? ¿Cómo trabajar en educación?

Creo que éste es uno de los temas fundamentales. Hay que trabajar la educación pero desde abajo. Mientras más niño, mejor. Debemos ir formando, además, a los profesores y a los padres, y éstos tienen que saber que los niños tienen que ir desde los 3 años al colegio. Ahora se dan cuenta de que al mandarlos desde temprano aprenden y cuando llegan a primer grado ya saben un montón de cosas y se van configurando como personas. Por eso la primera infancia es muy importante. Hay personas en secundaria, por ejemplo, que saben leer pero no entienden lo que leen.

¿Y la Compañía está aplicando este modelo?

Fe y Alegría es un modelo muy interesante. Es difícil porque los maestros dependen del Estado, sin embargo, te sacan muchas más horas de clase que los estatales. Lo mismo pasa con el Colegio San Ignacio. Estos modelos se deben replicar. Uno de los problemas, por ejemplo, que ha tenido que enfrentar Fe y Alegría, es el de la falta de “tecnológicos”, los mandos intermedios de las profesiones, que son los que implementan las cosas. Tenemos universitarios muy buenos, profesionales de primer nivel, pero intermedios no tenemos. Por ejemplo, acá en Piura están los fosfatos de Bayovar, los segundos del mundo. Pero los técnicos son de Lima o de Trujillo porque los institutos tecnológicos no preparan para las nuevas profesiones que se requieren. Este es un campo que Fe y Alegría debería pensarlo más para no quedarse solamente con carpintería, cosmetología, etc.

¿Qué hay que hacer para lograr una sociedad más justa?

Creo que hay dos cosas. Primero: contribuyes a hacer una sociedad más justa, siendo justo. No puedes querer hacer una cosa justa, si tú no lo eres. Y segundo, debemos saber que la sociedad hoy en día, de manera especial, necesita tener instituciones con personas capaces, que sepan que la vida es para que todos vivan bien, no solamente una persona. Esto es un principio pero también es una práctica. En una sociedad como ésta, en la que el modelo que se nos ha puesto como ideal de la vida es tener más, hay que saber que existen también otros modelos: el del ser, el de vivir alegres, sin matarnos, de podernos entender, de colaborar unos con otros. Hay modelos que son más interesantes si se descubre que son verdad. La gente no se da cuenta que está confundida. Nadie va a saber lo que significa que un niño pase hambre si no vive el hambre. Por eso yo les digo que prueben dejando de comer un día y me dicen “no, cómo va a ser”. ¡Pero si no les va a pasar nada! No todo se puede hacer, pero algo sí puedes hacer. Entonces, hay que sensibilizar a la gente. A veces tenemos la tentación de pensar que hacemos algo distinto, pero haciendo las cosas de la misma manera siempre terminamos haciendo lo mismo.

LA IGLESIA

Y ante todo esto, ¿cuál es el papel que juega la Iglesia en Piura?

Los jesuitas tenemos una relación muy cordial con los demás grupos, aunque proyectos de Iglesia distintos. Yo no puedo estar de acuerdo si en una misa lo primero que se hace es saludar a las autoridades y al final al pueblo, porque en la Iglesia todos somos iguales y eso tenemos que hacerlo entender. Dicen que ahora la gente es más religiosa, pero esa es una manera de ver la realidad. Ahora la gente está más desprotegida, más sola, no tiene organizaciones, no tiene sindicatos, no tiene partidos políticos, entonces ¿qué les queda? Su santito y se abrazan a él para estar seguros. Nuestro modelo de Iglesia es muy tradicional, la de una Iglesia aliada con el poder. Ahora, la Iglesia no es solamente la jerarquía, estamos acostumbrados a mirar siempre para arriba, pero lo que dice Jesucristo es que debemos entender que mientras más bajas, más subes. Cuando te das cuenta de que puedes hacer algo, la vida cambia. Pero tenemos que responder a la realidad. En esto Jesús era más realista que todos nosotros, vivía la realidad, se movía en ella y ponía casos de la realidad; entonces, lo pudieron matar, pero nunca refutarle nada. Las fronteras es donde te juegas la vida. En los sitios marginales es donde la vida está más amenazada, y es donde hay que estar.