El 13 de agosto el P. Adolfo Nicolás se reunió con las obras sociales de la Compañía de Jesús que trabajan en Colombia, entre ellas el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), para intercambiar sobre nuestra labor y el sentido de nuestra misión en esta región, que cubre un amplio abanico de campos: la educación, la investigación, el acompañamiento a campesinos, el programa por la paz, la vivienda, la incidencia política, el trabajo con desplazados y refugiados, etc.

 Ante esta gran variedad y riqueza de la labor de las obras sociales, lo primero que reconoció el padre Nicolás es que “Colombia es de los países y, dentro de la Compañía de Jesús, de las provincias más metidas en compromisos sociales y por la paz”. Nos recordó que el compromiso por reducir el sufrimiento de la humanidad y discernir qué quiere Dios de nosotros para llevar a cabo esta tarea es el doble horizonte de nuestra misión como Compañía de Jesús.

Trabajar por una humanidad más justa, pacífica, libre de la violencia y del sufrimiento es la raíz de todas las religiones y también de nuestra misión. Pero como Compañía de Jesús y como obras jesuitas, tenemos también la tarea de discernir en cada contexto concreto qué quiere Dios de nosotros. Nos recuerda que el discernimiento es la piedra angular de nuestra misión de servir la fe y promover la justicia. El discernimiento nos lleva a la sabiduría, es decir, a encontrar a Dios y su voluntad. De allí que para el padre Nicolás la pregunta clave para nosotros en este mundo en crisis es la siguiente: “¿Cómo hacer que el proceso de paz en Colombia y en general la promoción de un mundo justo sea sabio, es decir, bien estudiado, fundamentado?”

Se trata de discernir bien para ir al fondo de la realidad y tener suficiente creatividad, imaginación y libertad (sin miedo al fracaso) para buscar y dar respuestas nuevas a problemas y retos nuevos. También se requiere desarrollar la capacidad de evaluación y cambio como obras sociales, sobre todo, cuando discernimos que un proceso no está dando resultados.

Para terminar, el padre Nicolás expresó que la preocupación por la paz es universal, aunque tiene un color particular en un país como Colombia que ha vivido más de cinco décadas de conflicto. En este sentido, Colombia puede contribuir a la paz en el mundo, pero hay que empezar ya el camino de la reconstrucción, de la reconciliación y el perdón. Lo que exige seguir reflexionando juntos, estar abiertos a todas las iniciativas para construir la paz y lo que viene después de ella. Por el bien de todos y todas.

(Fuente: CPAL)