«No se rasga un pedazo del futuro para reparar los agujeros del presente, ahora viejo, y preservar la comodidad del espacio conocido y las formas tradicionales de hacer las cosas.» Palabras del Padre General Arturo Sosa SJ en la clausura del Consejo ampliado, que comenzó el 3 de septiembre y terminó el 7 de septiembre en la Curia General de Roma.

En sus reflexiones sobre el Evangelio del día, dijo: «Jesús nos advierte contra la tentación de cerrarnos en el presente por miedo a ser arrebatados por la novedad que representa el futuro incierto.» Asimismo, refiriéndose al continuo discernimiento de las preferencias apostólicas universales de la Compañía, el Padre General declaró:

«Durante esta semana hemos experimentado otra etapa en el largo camino de discernimiento sobre las preferencias apostólicas universales. Agradecemos al Señor por habernos acompañado en este camino y por habernos apoyado en nuestra búsqueda de novedad, tantas veces traída por la frescura y el entusiasmo de nuestros compañeros y compañeras en la misión compartida. Hemos intentado mirar el presente de la historia humana con los ojos del Crucificado-Resucitado.»

Además, el Padre General instó a la Compañía a escuchar la invitación a la conversión. «Con la ayuda de quienes nos han acompañado generosamente en las diversas sesiones, hemos tratado de mirar la compleja realidad del mundo de hoy y sus tendencias, con la mirada del Crucificado-Resucitado, y nuestra realidad limitada como cuerpo religioso y apostólico. De esta mirada, la invitación a la conversión personal, comunitaria e institucional surgió con fuerza como condición para la posibilidad de servir a la misión de Cristo en el mundo como parte de su Iglesia pecadora.»

El P. Sosa también recordó a los jesuitas la importancia de comprometerse en la misión de ser ministros de reconciliación. «También reiteramos la necesidad de curar nuestras heridas y colaborar en la curación de la Iglesia para convertirnos en ministros de reconciliación en la historia humana, gravemente herida por la injusticia y el pecado.»

Refiriéndose a San Pablo, el Padre General instó a la congregación a recordar siempre que «Somos administradores de los misterios de Dios. Atención: administradores, no propietarios ni maestros. Son los misterios de Dios y deben permanecer así. Pablo completa: lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea fiel. Por eso también es necesario el ayuno y la oración para recibir el don de la fidelidad al servicio de la fe y la promoción de la justicia tal como de la reconciliación.»

El Padre Sosa concluyó su homilía con una expresión de gratitud al Señor.

«Con el corazón lleno de gratitud por tantos dones recibidos del Señor en nuestro caminar como cuerpo apostólico y por las gracias recibidas durante esta semana, nos dirigimos también a María y José, la pareja que supo reconocer el futuro y preparar nuevos odres para recibir la novedad de Dios, para que nos lleven de la mano hacia el encuentro con Jesús y nos conviertan en mensajeros de esperanza.»

(Con información de sjweb.info)