El jueves 11 de octubre, el P. General Arturo Sosa SJ envió una carta anunciando la beatificación del jesuita español P. Tiburcio Arnaiz Muñoz SJ, que se llevará a cabo el próximo 20 de octubre en Málaga (España).

«El P. Tiburcio Arnaiz fue un jesuita de recia y honda espiritualidad, bien arraigada en el Corazón de Jesús. Confiando sólo en Dios, tras la muerte de su madre declaró con inquebrantable convencimiento: ‘Ya no se me vuelve a morir a mí nadie, porque voy a morir yo a todo lo que no sea Dios’. En efecto, olvidándose de sí mismo, buscaba los intereses de Jesucristo –tal como reconoce el lema de su beatificación- mirando sin descanso a las necesidades de los pobres. Permanente fuente de compañía y de consuelo fue para él la Virgen María», destaca el P. General en el documento.

El nuevo beato nació el 11 de agosto de 1865 en Valladolid (España). A los 13 años entró en el Seminario Menor de esta diócesis, recibiendo a los 25 la ordenación sacerdotal. Tras haber sido enviado a diversos pueblos en las provincias de Valladolid y Ávila, se doctoró en Teología en Toledo en 1896. En 1902, fallecida su madre, llama a las puertas del Noviciado de Granada para cumplir su deseo de ser jesuita. Durante los años siguientes a sus votos se queda en Granada estudiando Humanidades, Filosofía y Teología, al tiempo que comienza a dirigir tandas de Ejercicios Espirituales y se adiestra en las misiones populares. Hace la Tercera Probación en Loyola entre 1911 y 1912, año en el que pronuncia los Últimos Votos en Málaga, ciudad en la que permanecerá casi todo el resto de su vida. Allí morirá el 18 de julio de 1926.

Como sus contemporáneos San José María Rubio y el Venerable Francisco de Paula Tarín, el P. Arnaiz fue un incansable evangelizador de buena parte de España, usando, entre otros instrumentos apostólicos, las misiones populares. Su apostolado se centra sobre todo en Andalucía y, más en concreto, en la provincia de Málaga, en zonas rurales y urbanas, en las que dejó siempre su original impronta.

«Demos gracias a Dios por el regalo de este nuevo beato para la Iglesia, y pidamos a María, Reina de la Compañía de Jesús, que nos ponga con su Hijo y nos acompañe en nuestro camino del servicio a todos y, en especial, a los más necesitados», finaliza el P. Sosa.

Comunicado P. General Arturo Sosa.pdf

(Con información de CPAL)