El domingo 7 de abril se cumplieron cinco años del asesinato de Frans van der Lugt, jesuita holandés asesinado en Homs durante la guerra siria, a los 75 años. Aunque parte de la comunidad internacional había sido evacuada, van der Lugt decidió permanecer con la gente con la que había vivido durante 50 años en aquel país y ayudarles con todas las dificultades diarias a las que se enfrentaban como la escasez de alimentos.

Con motivo de este aniversario, los Jesuitas de Holanda y Flandes han editado un vídeo animado sobre él, disponible en 9 idiomas. En él este jesuita hace un llamado urgente para no dejar que la muerte tenga la última palabra. Su voz en off retorna al abrupto final de su vida. En una mano tiene la esperanza, y en la otra su propia muerte: “Para mi último suspiro, esperaba que el odio, el conflicto y el dolor se detuvieran” dice en el montaje.

El padre Frans vivía en una zona sitiada de la ciudad siria de Homs. Mientras caían las bombas, las personas a su alrededor morían de hambre. Lo que comenzó como un asedio de unos pocos días, duró muchos meses. Durante ellos, van der Lugt hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que llegara el final de la guerra y para que se enviara comida a la población. Pocos días después de su asesinato, los habitantes de Homs pudieron abandonar el distrito sitiado bajo los auspicios de las Naciones Unidas.

Eucaristía de Acción de Gracias en Beirut 

El domingo 7 de abril, el P. General Arturo Sosa SJ presidió una Eucaristía de Acción de Gracias por la vida del P. Abouna Frans (como cariñosamente se le llamaba) en la Iglesia Jesuita de San José en Beirut (Líbano), concelebrada por más de cincuenta sacerdotes.

Entre los presentes se encontraban obispos que representaban al Patriarcado Maronita y al Patriarcado Armenio, el presidente del Consejo de Iglesias del Oriente Próximo, representantes de otras iglesias y órdenes religiosas, alumnos, colaboradores y amigos de los jesuitas en el Líbano, algunos de los cuales conocieron a Abouna Frans personalmente.

El Evangelio del V Domingo de Cuaresma fue el episodio de la mujer adúltera. En su homilía, el P. Sosa destacó cómo van der Lugt se puso del lado de los quebrantados y los cansados, los pecadores y los perdidos. Como un verdadero pastor, los ayudó a sanar y regresar a Dios. Es de conocimiento general que, durante casi cincuenta años de ministerio en Siria, se esforzó al máximo y tocó positivamente las vidas de cientos de personas: jóvenes y viejos, cristianos y musulmanes. La fuerza impulsora en su vida fue el amor mutuo y el amor a Dios.

La Eucaristía fue presidida en inglés con una buena cantidad de segmentos árabes y franceses, para atender a la diversidad de los presentes. Además, hubo un alto grado de participación entre los fieles.