Ángel Talledo es un estudiante jesuita de 31 años que vive en la Casa de Primeros Estudios San Pedro Claver y estudia filosofía en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. En esta nota, nos comparte cómo fue su experiencia colaborando durante un mes con la obra Kusi Ayllu en la región Ayacucho.
Kusi Ayllu es un centro social que trabaja por el desarrollo sostenible y productivo de las familias de Pampa Cangallo, zona rural que se ubica a 3327 metros sobre el nivel del mar y que cuenta con altos niveles de pobreza. Desde hace muchos años es dirigida por el P. Jose Antonio Recharte, jesuita de 64 años que además es superior de la comunidad jesuita en Huamanga.
Ángel nos cuenta que “Kusi Ayllu tiene alrededor de siete proyectos. Algunos son deportivos, sobre todo con niños. Está también la ludoteca, los comedores, el trabajo con talladores de piedra, con tejedoras, y también está el Yachay Wasi, que es un huerto que tiene criadero de gallinas e invernaderos para la producción de semillas”.
Yachay Wasi significa “Casa del saber” en castellano y es el único proyecto que estaba en funcionamiento durante su estadía. De acuerdo con Ángel, sirve como laboratorio y modelo para la comunidad. Allí varios campesinos tienen sus invernaderos y pueden sembrar nuevos productos que generalmente traían de la selva o de la costa. “Está hecho sobre todo para que los campesinos de la zona vean, aprendan y luego repliquen”, explica.
En Yachay Wasi, Ángel pasó tiempo trabajando en el huerto, ya sea alimentando a las gallinas o sembrando. Sin embargo, con los días se dio cuenta de otras necesidades de Kusi Ayllu en las que podía dar una mano. Es así como se dispuso a ayudar con el acondicionamiento de espacios como la ludoteca o el salón de lectura. “Yo soy educador de carrera, todo el tema de materiales de aprendizaje lo conozco bien”, nos dice.
De esta manera, aprecia el haber tenido la oportunidad de ayudar y acompañar a otro jesuita: “Me sentía feliz con que José Antonio esté más tranquilo sabiendo, por ejemplo, que ya tiene lista la ludoteca (…) Él tiene la compañía diaria de un buen equipo de trabajadores, pero no es lo mismo a vivir con alguien. Yo lo acompañé esos días”.
Durante sus días en Ayacucho, Ángel también pudo participar de una reunión de la CONFER (Conferencia de Religiosos y Religiosas) correspondiente a la zona de Pampa Cangallo. En este espacio pudo escuchar valiosos testimonios de vida consagrada al servicio de la comunidad:
“Eran hombres y mujeres como cualquiera, se sentían felices con su misión a pesar de tantos problemas y contradicciones, son fuertes. Había momentos en la reunión en los que nos quedábamos callados pensando qué nos toca hacer como Iglesia. Eran momentos de silencio, pero también de espera, de buscar qué es lo que Dios quiere para nosotros”, cuenta.
En relación al equipo de trabajadores de Kusi Ayllu, destaca su compromiso y cercanía con los beneficiarios. “Las cuatro colaboradoras son madres y siguen siendo madres en su trabajo con la gente, con los ancianos, con los niños; su enfoque, su mirada es de mamá, en el sentido de cuidado, atención y acompañamiento. También hay dos varones, uno es papá y el otro es un migrante venezolano, todos son de la confianza de José Antonio”, señala.
En definitiva, el joven jesuita considera que experiencias como estas conservan y aumentan su vocación. “Es como ir a las fuentes de lo que me motivó a elegir este camino, la fuente de la que todos bebemos, el llamado del Señor. Regreso más deseoso de seguir conociendo este regalo de la vocación porque he visto, tanto en José Antonio como los otros religiosos y religiosas de la zona, que es posible vivir así”, expresa.
Si estás interesado en conocer sobre la vocación jesuita visita: https://vocaciones.jesuitas.pe