Davinson es un estudiante jesuita de 28 años que vive en la Casa de Primeros Estudios San Juan Berchmans de Lima y estudia filosofía en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. En esta nota, nos comparte cómo fue su experiencia colaborando durante un mes con Cutivalú, centro social jesuita en Piura.
Desde su fundación en los años 80, Cutivalú se ha afianzado como una radio regional con gran credibilidad e impacto en Piura y en el norte del país. Sin embargo, su rol como medio de comunicación es la cara más visible de una misión social más amplia que ejecuta a través de diferentes proyectos donde lo comunicacional converge con lo educativo y cultural.
“En un principio pensé que apoyaría en temas de locución radial, pero en realidad colaboré con el área de proyectos de Cutivalú. Tienen proyectos que tocan los temas de violencia familiar, la trata de personas o la capacitación de redes de mujeres. Por eso su eslogan es Somos más que una radio”, cuenta Davinson, resaltando que Cutivalú trabaja siempre en articulación con las instancias del gobierno y otros actores de la sociedad civil para una mayor incidencia.
Apoyando en esa área, Davinson pudo recorrer distintas localidades del Bajo Piura como Chulucanas, Charanal, Tambogrande o Santa Catalina. Una de las actividades en que las que participó fue la entrega de “capital semilla” a mujeres para impulsar y fortalecer sus microemprendimientos, contribuyendo a su autonomía económica como paso importante para que salgan del círculo de la violencia. Esto en el marco del proyecto “Voces por la Igualdad”.
A través de toda esta experiencia apostólica, Davinson ha podido reconocer el valor de la comunicación para el alcance de objetivos de desarrollo. En efecto, para luchar contra la violencia en sus diferentes formas y hacerlo de la mano con la comunidad, Cutivalú emplea la comunicación como herramienta de sensibilización, capacitación y participación.
Asimismo, aunque tuvo poca colaboración con la radio, ha podido ser testigo de su gran alcance y potencial para ser un medio alternativo y democrático donde todos se puedan expresar. “Creo que la misión de la Compañía pasa por aprender a comunicar y promover la participación ciudadana. Como jesuita, siento la invitación a ser puente de comunicación, de reconciliación y de encuentro”, señala Davinson.
Su involucramiento con la comunidad jesuita y con los colaboradores de Cutivalú también ha sido uno de los puntos más edificantes de su estadía. En cuanto a sus hermanos jesuitas, reconoce sentirse asombrado de su riqueza espiritual y su “unión de ánimos”, destacando que siempre buscan espacios de encuentro comunitario a pesar del ritmo acelerado de su vida apostólica. En cuanto a los colaboradores, valora su gran compromiso, liderazgo e identificación con la institución.
El joven jesuita hace hincapié también en la importancia de “evitar desligar el componente evangelizador de nuestra misión”. Cutivalú le pidió brindar un taller sobre identidad ignaciana a los colaboradores, así como compartir reflexiones del Evangelio en la radio, pero se trata de una dimensión a recordar y trabajar de forma continua. En última instancia, la labor de Cutivalú se enmarca en un compromiso más grande de la Iglesia universal: compartir la Buena Noticia.
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