El Papa Francisco, primer Papa jesuita, falleció el lunes 21 de abril de 2025, a los 88 años de edad, 67 años en la Compañía y 12 años como Sumo Pontífice.

Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires (Argentina). Ingresó en la Compañía de Jesús el 11 de marzo de 1958 y fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969. Desempeñó diversos cargos de responsabilidad dentro de la Compañía de Jesús, entre ellos el de maestro de novicios (1971-73), provincial de Argentina (1973-79) y rector del Colegio Máximo (1979-85).

Fue ordenado obispo auxiliar de Buenos Aires en junio de 1992, nombrado obispo coadjutor en 1997 y nombrado arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998. Fue creado cardenal el 21 de febrero de 2001 por el Papa Juan Pablo II, y elegido Papa el 13 de marzo de 2013.

El Papa Francisco había estado luchando contra el deterioro de su salud en los últimos meses. El viernes 14 de febrero ingresó en el Hospital Policlínico Agostino Gemelli de Roma tras sufrir un episodio de bronquitis. El 18 de febrero su salud se deterioró y los médicos le diagnosticaron una neumonía bilateral, una afección que lo mantuvo en el hospital durante más de un mes.

Tras 38 días de hospitalización, fue dado de alta y regresó a la Casa Santa Marta para continuar su recuperación. Sin embargo, su salud seguía siendo frágil. Su vulnerabilidad a las enfermedades respiratorias se remonta a una grave infección que sufrió a los veinte años, que le llevó a la extirpación de una parte del pulmón.

A pesar de sus dolencias, el Papa siguió profundamente comprometido con su ministerio. Su legado será recordado como uno de profunda labor pastoral, reforma y preocupación por los pobres, el medio ambiente y la fraternidad mundial. Desde sus primeras palabras, «buona sera», en el balcón de la basílica de San Pedro en 2013, hasta sus últimos momentos en la tierra, llamó constantemente a la Iglesia a ir a las periferias, a dar testimonio de la misericordia de Cristo a través de la humildad y la acción.

Al entrar la Iglesia en la sede vacante, el período previo a la elección de un nuevo Papa, los fieles de todo el mundo lloran la pérdida de un Pontífice cuyo papado ha dejado huella en la Iglesia católica. La Compañía de Jesús invita a rezar por el descanso de su alma.

(Con información de Jesuits Global