Compartimos la homilía que pronunció el P. Provincial Víctor Hugo Miranda SJ, en la Eucaristía por la Fiesta Titular de la Compañía de Jesús, que presidió en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima de Miraflores y fue transmitida en vivo por el canal de YouTube de la Provincia.

1. El año 2020

Se acaba de terminar un año muy complicado para todos nosotros. Y aunque miramos todos con esperanza este momento de cambio tan simbólico y significativo, sabemos que se acabó el año, pero no se han acabado necesariamente los problemas. La pandemia sigue allí y los contagios y muertes siguen alrededor nuestro. La vacuna no llega e incluso allí donde ha llegado todavía será un proceso largo hasta que se haga efectiva. Las crisis que se han generado a partir de la crisis sanitaria siguen allí, con muchas víctimas, con compatriotas nuestros muertos, con familias destruidas, con economías destrozadas, con deserción escolar, con retrocesos en los distintos avances logrados. El año 2020 se terminó, pero el 2021 ha amanecido quizás con una mayor pobreza, con más incertidumbre, con más miedo, con mayor inestabilidad. Y sin embargo, nos toca remangarnos y seguir caminando, aunque sea cuesta arriba. Pero antes de emprender este nuevo camino, esta nueva historia, quizás sea bueno darle una última mirada al 2020. Hagámoslo al estilo que hemos aprendido de la espiritualidad ignaciana, hagamos un pequeño examen de cómo ha sido nuestro año. Los invito a que cada uno de ustedes revise muy rápidamente cómo han vivido este 2020 que acabamos de cerrar y que se pregunten qué han aprendido. Dónde y cómo ha pasado Dios por sus vidas. Es desde allí que debemos acercarnos a este nuevo tiempo.

2. Fiesta Titular de la Compañía de Jesús

El año empieza pronto con una fiesta fundamental para nosotros los jesuitas, la Fiesta Titular de la Compañía de Jesús, cuyo día de celebración en realidad es el 3 de enero, pero como antiguamente se celebraba el 1ro de enero, nosotros hemos vuelto a celebrarlo este día. ¿Y por qué es la Fiesta Titular de la Compañía? Porque se celebra el Santísimo Nombre de Jesús. Muchos seguramente piensan que nuestra fiesta principal es el 31 de julio, fiesta de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía y primer padre general. Pero no es así. Y San Ignacio lo tuvo claro desde el principio. La Compañía debía llevar el nombre de Jesús porque es bajo el nombre de Jesús que cada uno de nosotros se sitúa y se encamina. Todos los jesuitas procuramos caminar bajo el estandarte de Jesús. Es su nombre el que nos acompaña y guía. Es su mensaje el que da sentido a nuestras vidas. Es su vida misma la que estructura nuestra propia existencia.

Los jesuitas, como todos los cristianos católicos, procuramos tener en el centro de nuestras miradas a Jesús. Como lo señala ese himno tan antiguo que entonaban los primeros cristianos: “Cristo Jesús se anonadó a sí mismo tomando la condición de siervo y se hizo semejante a los hombres” y fue así como el Padre “le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que, al nombre de Jesús, todos doblen la rodilla”. Y esto que hemos escuchado debería convertirse en nuestro pan de cada día. Nuestras vidas, nuestro ser cristiano, nuestra participación en la iglesia, nuestras acciones en el hogar, en la sociedad, nuestra vocación religiosa, todo cobra verdadero y pleno sentido en Jesús. Es desde El que debemos leer todo lo demás. Los ritos, las reglas, los mandamientos, la doctrina misma, todo cobra sentido desde Jesús, desde su palabra, desde su ejemplo, desde su mensaje, desde su existencia. A eso nos invita esta fiesta, esta celebración, a recordar que es a Jesús a quien seguimos. Es El quien nos muestra a Dios.

3. El Año de la Conversión

Este 2021 que inicia trae consigo muchos desafíos complejos para todos nosotros. No será fácil. Estamos cansados de un año desgastante. Estamos con secuelas del encierro, del temor constante, de esa danza permanente con la muerte. Pero sabemos que no estamos solos. Dios nos acompaña siempre. Él nos lo ha prometido y Dios es siempre fiel. Nos toca a nosotros convertir este año que arranca en un tiempo de creación, de re-creación de nosotros mismos, de nuestro entorno. El 2021 iniciará lo que el Padre General de los Jesuitas ha denominado el “Año Ignaciano”, con una gran invitación a la conversión en recuerdo de la experiencia de conversión que tuvo San Ignacio de Loyola. Es una oportunidad excelente para que nosotros nos preguntemos a la luz de todo lo vivido, en qué creemos que debemos mejorar, en qué debemos cambiar. Hoy debemos volver a escuchar las palabras de Juan el Bautista y del mismo Jesús, es tiempo de conversión. No podemos ser los mismos de antes. La pandemia nos tiene que haber movilizado, de tal modo que seamos capaces de decirnos de manera honesta, con todas las cartas sobre la mesa: ¿Qué tengo que hacer yo día a día para ser mejor persona, para ser mejor cristiano, para ser mejor hijo e hija de Dios?. Esa tarea empieza hoy. No hay más excusas. Que Dios nos regale su gracia para que nos inspiremos en su Hijo y que sea el mismo Jesús quien nos indique el camino de nuestra conversión.

Lima, 1 de enero del 2021

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