Por su incansable trabajo en la difusión a nivel nacional e internacional de la prosa de César Vallejo y por sus aportes al desarrollo de una cultura democrática y humanista en el Perú, la Universidad Antonio Ruiz de Montoya le otorgó a Delfina Paredes Aparicio la Medalla “Juan Pablo Viscardo y Guzmán, SJ” y el diploma que la reconoce como Profesora Extraordinaria del Programa de Humanidades, en la modalidad de Profesora Honoraria. La emotiva ceremonia contó con la presencia de autoridades, docentes, estudiantes, familiares y amigos de la primera actriz de teatro, cine, radio y televisión del Perú.

Sandra Pinasco, directora académica del Programa de Humanidades, estuvo a cargo de la Laudatio. Destacó su contribución al mundo cultural peruano y cómo es que la vida de Delfina estuvo siempre ligada al sur peruano (Mollendo, Arequipa donde nació; Andahuaylillas y Cusco). Asimismo, dio detalles de su vocación humanista y su relación con la Compañía de Jesús.

De pequeña quiso ser aviadora, arqueóloga y química. “Desde niña, Delfina soñaba en grande, incluso en la sola elección de una carrera de ciencias fue pionera en un época en que las mujeres no participaban en estas áreas”, expresó Pinasco. Narró también cómo es que desde el colegio fue nombrada recitadora oficial y es que la voz de Delfina ha sido considerada privilegiada para la interpretación. Su primer trabajo fue como locutora en Radio Tahuantinsuyo (Cusco). Su voz, hoy, sigue despertando espíritus y enardeciendo los corazones.

En 1956, Delfina Paredes ingresó a la Escuela Nacional de Arte Escénico (ENAE) y desde entonces, la química no ha dejado de ser actriz. Junto a su esposo Mario Velásquez fundó el emblemático grupo Histrión, inigualable cátedra de ética teatral en la que se incentivó el respeto por el trabajo a los compañeros actores. Fue libretista, actriz, animadora y conductora, durante más de veinte años en el programa Hablemos de Teatro de Radio Nacional. Su pasión por el arte y las letras la llevó a Madrid, Barcelona, Santander, Paris, Lisboa, Panamá, Rio de Janeiro, Sao Paulo, Asunción, entre otros, pero también a colegios, universidades, plazas, asociaciones, poblados, iglesias y cárceles de Lima y el Perú.

El inicio de la profunda amistad de Delfina con los sacerdotes jesuitas data de 1976 en Urcos (Cusco). En conjunto lograron la electrificación de Quispicanchi y también participó de forma incansable en el CEAS (Centro de Estudios y Acción Social) y en Radio Cutivalú, en donde adaptó cuentos y leyendas piuranos. Además, participó en la primera Sabatina cultural de la Universidad Ruiz de Montoya, invitada por el P. Vicente Santuc SJ, y Hildebrando Pérez.
En la ceremonia, Delfina Paredes sorprendió al auditorio al recitar “Me viene, hay días, una gana ubérrima” del libro Poemas Humanos de César Vallejo. Su energía desbordante iluminó el recinto, cómo no quedar absortos al oír y verla declamar. Tal como ella ha declarado, desde siempre, la palabra es invencible y la voz de la protagonista de “Evangelina retorna de la Breña” cautiva, interpela y apasiona.

(Con información de la Universidad Ruiz de Montoya)