El Padre General Arturo Sosa SJ se reúne con su Consejo Ampliado del 5 al 13 de enero, en la Curia de Roma, para discernir cuáles serán las preferencias apostólicas universales de la Compañía de Jesús en los próximos años. Forman parte del Consejo Ampliado los Asistentes Generales y Regionales, así como los presidentes de las seis Conferencias Regionales de la Compañía, los responsables de los Secretariados y otros funcionarios. En total, un grupo de unas 25 personas. La Dra. Christina Kheng, de Singapur, está ayudando a moderar la reunión. Este proceso de discernimiento es continuación del que se ha venido realizando a nivel de Provincias y Conferencias.
Al comienzo de la sesión de trabajo, el Padre General subrayó la importancia de que los miembros del Consejo vivan en el espíritu de discernimiento, el espíritu que había caracterizado las deliberaciones de Ignacio y de los primeros compañeros. Así describió el contexto de la tarea: «Nuestro horizonte es la colaboración de la Compañía de Jesús con la misión del Señor, dentro de la Iglesia católica, tal como se define desde el Vaticano II y en armonía con el carisma recibido por Ignacio y sus primeros compañeros».
El P. Sosa vinculó los elementos fundamentales de la misión de la Compañía, tal como la definieron las últimas Congregaciones Generales: el servicio de la fe, la promoción de la justicia, el diálogo con las culturas y las religiones, la reconciliación con Dios, la creación y las personas, una reconciliación que implica necesariamente una dimensión de justicia social.
En cuanto al objetivo central de la reunión, el P. General lo resumió de la siguiente manera: «Ayudar al cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús a encarnar en su vida apostólica, con muchos otros, la misión de reconciliación y de justicia con todas las consecuencias que ello implica, en la línea de la plena identificación con el Crucificado-Resucitado”. El fruto esperado es la propuesta de preferencias apostólicas universales que servirán al Santo Padre, quien podrá decir cómo la Compañía puede, de manera preferencial, servir la misión apostólica de la Iglesia.