Cielo, 14 de marzo del 2020, hora de la Tierra
Queridos habitantes de la Tierra,
Veo que les cuesta encontrar la actitud correcta frente al coronavirus. No me sorprende. En las últimas décadas, la ciencia ha progresado tanto que se ha llegado a creer que se puede encontrar una solución a cada problema en poco tiempo. Ahora se hace evidente en todo el mundo que eso es una ilusión. Para muchos de ustedes, es bastante confuso.
Yo mismo enfrenté una enfermedad crónica durante más de treinta años. Como Superior General de la Compañía me enfrenté a todos los problemas posibles e imaginables, día tras día, durante quince años. Me gustaría darles cuatro consejos para afrontar este difícil momento. Los he extraído de mi propia experiencia.
- En este tiempo de coronavirus, obedezcan a los médicos, científicos y autoridades como si se tratara del mismo Dios. Incluso si no están de acuerdo con sus decisiones o no las entienden del todo, tengan la humildad de aceptar que vale la pena confiar en sus conocimientos y experiencia. Les dará buena conciencia y les permitirá contribuir a la solución de la crisis.
- Cuidado con el miedo. El miedo nunca viene de Dios y no conduce a Dios. El miedo te sugiere a menudo todas las razones posibles por las que deberías estar angustiado. En gran parte son reales. Solo que no hay que temer. El Señor también les cuida ahora. Lo sé de una fuente celestial bien informada. La experiencia ha demostrado que escribe derecho sobre las líneas curvas. Atrévanse a creer en eso.
- En tiempos de crisis, la oración es más provechosa. Permítanse el derecho de abandonarse a su amor. Es el mejor antídoto contra el miedo.
- Finalmente, no se olviden de vivir y disfrutar de la vida en medio de todo esto. Pase lo que pase, cada segundo que se les ofrece es un regalo único y precioso. El coronavirus no puede hacer nada para cambiar eso.
Unido a ustedes en una oración incesante,
Ignacio
Autor: Nikolaas Sintobin, SJ
Texto original: Neerlandés
Publicado en el blog «In alle dingen« (En todas las cosas)