Matteo Ricci y el Padre Pedro Arrupe, estas dos figuras, faros de la Compañía de Jesús y de la Iglesia universal, acompañaron el diálogo de una hora del Papa Francisco con los jesuitas de Singapur el miércoles 11 de setiembre. El Pontífice llegó al microestado insular para la cuarta y última etapa de su 45° viaje apostólico, tras su último encuentro en Dili con los jóvenes de Timor Oriental.
Un encuentro familiar
En una sala del Centro de Retiros San Francisco Javier, situado en una colina a media hora del corazón urbano y comercial de Singapur, había 25 jesuitas de diferentes edades, en su mayoría residentes en Singapur, pero también algunos de otras regiones, como Malasia. «Había algunos jóvenes, incluso uno recién ordenado, y otros mayores, algunos incluso enfermos. El Papa se mostró muy tierno con ellos», declaró a los medios vaticanos el P. Antonio Spadaro SJ, subsecretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación, miembro de la comitiva papal y presente en el encuentro. «La reunión duró una hora, como de costumbre. Y como es habitual, fue un encuentro muy cordial, fraterno, con jesuitas comprometidos en un lugar que está en la frontera».
Inmediatamente, el Papa, dice el clérigo, abrió un espacio para las preguntas. Y los temas fueron múltiples y exigentes, empezando por los desafíos que esperan a la Iglesia en este tiempo y en estas tierras. «El Papa dejó claro que la fe debe entrar en los desafíos humanos y subrayó la importancia de Asia hoy como continente clave», explica el sacerdote. «Así que los jesuitas están llamados a vivir en este lugar que presenta desafíos muy peculiares».
El desafío de la oración y el testimonio de Arrupe
El Papa recordó la importancia de la oración, también «un desafío», es decir, «afrontar siempre los retos que nos plantea la sociedad con espíritu de oración siguiendo el modelo del Padre Pedro Arrupe». Se trata del inolvidable jesuita de origen español, Superior General de la Compañía entre 1965 y 1983, proclamado Siervo de Dios y cuya causa de beatificación está en marcha. «Varias veces el Papa Francisco ha hablado de la figura de este gran Padre General y ha declarado que está muy cerca de él y deseoso de llegar a esta beatificación y canonización».
No faltaron temas pastorales durante la conversación. «El Papa habló, sobre todo, de las vocaciones y de cómo hay gente, jóvenes, que quieren entrar en la vida religiosa pero que a veces les asusta la formación. Por eso el Papa recomendó no mantener bajo el listón de las exigencias», afirma el P. Spadaro. «En este sentido, añade, fue positivo el recordatorio de la importancia de formarse de manera elevada y adecuada a los desafíos de nuestro tiempo».
En la conversación, además de la figura de Arrupe, surgió también la de Matteo Ricci, el gran apóstol jesuita de China. «Era otra figura de referencia», subrayó Spadaro, “porque era un punto de referencia para los jesuitas en este lugar”.
(Con información de Vatican News)