Del 16 al 20 de setiembre se realizó el encuentro “Abyayala: Extractivismo, Mujer, y Resistencias” en Manaos (Brasil) promovida por la Red de Solidaridad y Apostolado Indígena (RSAI) de la Conferencia de América Latina y el Caribe (CPAL).

En esta reunión participaron representantes de varias comunidades indígenas de distintos países como México, Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Venezuela, Paraguay, Guatemala, Guyana, Chile, Perú, Bolivia y jesuitas y religiosas que trabajan junto con ellos.

Representando a nuestro país participaron:

  • Olicer Alarcón de la comunidad campesina de Chalco, distrito de los Morochucos (Cangallo, Ayacucho)
  • Julia Aquino del centro poblado de Pampacamara, distrito de Urcos (Quispicanchi, Cusco)
  • Dante Sejekam, presidente de la organización de Desarrollo de las Comunidades Fronterizas del Cenepa (Condorcanqui, Amazonas)
  • Rosemary Pioc, presidenta del Consejo de Mujeres Awajún Wampis Umukai Yawi  (Amazonas)
  • Manuel Saboreni, presidente de la organización Asháninka Machigenga de la región Ayacucho
  • P. Carlos Alomía SJ quien trabaja en la misión jesuita de Santa María de Nieva (Condorcanqui Amazonas).

Compartimos el testimonio del P. Carlos Alomía SJ:

Este evento maravilloso nos permitió expandir nuestras almas y espíritus de lucha y resistencias a través de rituales culturales, reflexiones, discusiones, visitas a comunidades nativas y espacios de mucho compartir. En todos estos momentos, dialogamos, reflexionamos, oramos y compartimos desde el corazón nuestros “sentipensares” sobre las devastadoras consecuencias del extractivismo, la explotación, las violaciones sexuales, el crimen organizado, entre otras problemáticas, y las valientes resistencias de muchas mujeres de las comunidades indígenas en Latinoamérica frente a estas problemáticas.

Durante estos días de reflexión, descubrimos las similitudes entre las luchas de nuestros pueblos reconociendo en ellas los brotes de esperanza a través de muchas iniciativas de lucha y resistencia, manifestaciones culturales y organizaciones sociales presentes en nuestras comunidades.  Todo esto con el fin de seguir cuidando y preservando la vida, la tierra, los ríos, la naturaleza y nuestras identidades y prácticas culturales más profundas. Finalmente culminamos definiendo nuestros acuerdos y acciones que nos impactan a nivel personal, comunitario y como compañía de Jesús.

Estos días de confraternidad y convivencia, fueron para mí un tiempo para sensibilizar mi corazón con muchas luchas silenciosas pero potentes, para seguir bebiendo de las sabidurías ancestrales de nuestras culturas vivas, para dejarme abrazar por rostros femeninos que resisten para persistir y sobrevivir, para dejarme empapar de la riqueza y espiritualidad indígena que constantemente vuelve a sus raíces culturales para respirar nueva vida y existencia constantemente. Fueron, en pocas palabras, momentos de mucha abundancia de conocer saberes y conocimientos profundos que contribuyen a siempre estar firme y convencido de seguir aportando y colaborando por la construcción de un mundo mas humano, justo y solidario con los más desfavorecidos.

Me llevo en el corazón la convicción de seguir caminando al costado de nuestras hermanas y hermanos indígenas que con llantos de rebeldía y coraje frente a tantas problemáticas siguen danzando, resistiendo y poniendo el corazón en nuestro buen Dios que es padre y madre para ellos, quien los acompaña y les da la fuerza para seguir adelante en todas sus luchas y resistencias.