El 30 de octubre, en el campus de la UARM, se realizó el conversatorio “Desafíos y esperanzas en el sistema penitenciario peruano», organizado por la Pastoral Universitaria de la UARM, en colaboración con la Pastoral Social de la Diócesis de Chosica, la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS) y la Capellanía del E.P. Miguel Castro Castro.

El evento tuvo como ponentes al Mg. Carlos Zoe Vásquez Ganosa, expresidente del INPE, y la Dra. Silvia Alayo Dávila, secretaria ejecutiva de CEAS, así como la participación de Mons. Jorge Izaguirre CSC, Obispo de la Diócesis de Chosica y presidente de CEAS. Apoyaron en la organización los estudiantes jesuitas Davinson Correa y Miguel Alvarado, quienes realizan sus experiencias apostólicas en el penal Castro Castro. Las palabras de cierre estuvieron a cargo del Hno. Daniel Chaw SJ, en representación de la UARM.

Los objetivos del conversatorio fueron profundizar en las problemáticas actuales del sistema penitenciario, analizar el papel de la pastoral carcelaria en la mejora de la calidad de vida de los internos y en la promoción de su reinserción social, así como proponer soluciones y estrategias conjuntas entre el Estado y las organizaciones religiosas.

Algunas reflexiones

En su ponencia, Carlos Vásquez presentó cifras y variables sobre la realidad penitenciaria, apuntando al hacinamiento como la principal problemática a trabajar. Señaló que actualmente existen alrededor de 97000 internos y un 40% tiene penas menores a 10 años. De este grupo, casi 6000 internos tienen penas menores a 4 años, por lo que es imperativo reflexionar sobre quiénes deben estar en prisión y quiénes no, especialmente cuando cambios en la legislación han ocasionado que aproximadamente un 80% de la población carcelaria no acceda a beneficios penitenciarios como egresar anticipadamente.

El expresidente del INPE planteó que el Estado debería entonces establecer una población objetivo con la cual trabajar el deshacinamiento, enfocando sus políticas en los internos primarios, con delitos menores y que no son reincidentes. “Si enfocamos el poco personal que tenemos en esa población, los resultados serían distintos”, expresó. Asimismo, insistió en que el sistema penitenciario peruano no es solo un problema del INPE y tiene que ser abordado de forma intersectorial y multisectorial.

Por su parte, la Dra. Silvia Alayo presentó los desafíos y oportunidades de la pastoral carcelaria. Enfatizó que la posibilidad resocializadora de una persona privada de libertad radica en que se reconozca y sea reconocida como una persona con dignidad, potencialidades, fortalezas y capacidades. Fue con esta visión que la Iglesia católica, a través de sus agentes pastorales, impulsó programas de rehabilitación y reinserción laboral, mostrando al Estado una vía para que las cárceles cumplan con la que constituye, por ley, su principal finalidad.

En este sentido, indicó que “cuánto más crece el índice de hacinamiento, menos persona se puede ver a quienes están privadas de su libertad, y se les niega toda posibilidad de reeducación y resocialización”. Por ello, enfatizó la necesidad de que todos nos preocupemos por la problemática del sistema penitenciario y trabajemos para ser comunidades de acogida, lo cual empieza por “limpiar la mirada para reconocer al otro y trabajar por su vida digna y el respeto de sus derechos, así haya cometido delitos, como trabajaría y exigiría para mí mismo”.

Registro del conversatorio

El evento se transmitió en vivo por la página de Facebook de la Diócesis de Chosica.

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