El Consejo Ampliado (Consiglio Allargato en italiano) del Padre General se ha reunido en Roma del 9 al 13 de junio para reflexionar sobre la contribución que deben hacer los miembros de la Compañía en cuanto “agentes de esperanza en el mundo actual”.

El Consiglio Allargato ha reflexionado sobre las situaciones tan variadas que viven los jesuitas, y por dónde guía hoy la esperanza de Cristo resucitado a la vida religiosa. Ha ido recorriendo las experiencias que viven hoy los jesuitas, examinando en sus matices los problemas que afrontan y los caminos espirituales que definen el compromiso misionero. Ante la inspiración del Año Jubilar 2025, que convoca a los católicos a ser peregrinos de esperanza, los debates del Consejo han puesto de relieve que la esperanza en Cristo resucitado nos guía de múltiples formas, y que ofrece nuevas perspectivas a la vocación y a la misión en constante evolución de la Compañía en el mundo actual.

El Consejo, que ha durado cinco días, se inició recorriendo la bula del Papa Francisco Spes non Confundit, que hace una relectura de nuestra esperanza cristiana desde una perspectiva bíblica y teológica. La bula dio inicio al Año Jubilar que estamos viviendo, e invita a reflexionar sobre las fuentes de donde mana una esperanza perseverante. Subraya la misión, que cada uno ha recibido, de ser ministros de la esperanza en su comunidad, en nuestra sociedad y en el mundo entero. Ha dado ocasión para explorar las diversas implicaciones del mensaje del Papa Francisco y para reflexionar sobre cómo podemos encarnar la esperanza en nuestra vida cotidiana.

El resto de los días del Consejo Ampliado se han dedicado a imaginar cuál debe ser el papel de la Iglesia, como testimonio de esperanza, ante los cambios geopolíticos, religiosos y culturales. Alguna de las sesiones se centró en el tema de la memoria, del pasado y del futuro, y en cómo la Iglesia desempeña un papel clave como elemento de sanación en los lugares de conflicto que hay en el mundo. Al debatir el papel de la Iglesia en la promoción de la esperanza y en la sanación, el Consejo sugirió algunas ideas valiosas sobre cómo también sus miembros pueden hacer importantes contribuciones al mundo que les rodea.

En las discusiones generales se habló también de en qué situaciones se manifiesta hoy la esperanza de modo más concreto y se profundizó en las formas e imágenes que esa esperanza adopta, qué la genera y cuáles deben ser los rasgos de un verdadero “transmisor de esperanza”.

El último día proporcionó al Consejo la oportunidad para escuchar qué piensan sobre la esperanza personas que pertenecen a generaciones diferentes dentro la Compañía. Los miembros del Consejo escucharon con atención los testimonios de algunos jesuitas que viven su etapa de estudios, de otros que hacen su Magisterio, de un instructor de Tercera Probación e incluso del superior de una comunidad de gran tamaño, que alberga una enfermería.

Puntos de vista diferentes que ponían de relieve el carácter universal de la esperanza y la capacidad transformadora que tiene en las distintas etapas de la vida y en el ministerio de todo jesuita. De manera general, el Consejo ha insistido en la importancia de impulsar la esperanza en la Iglesia como factor de sanación y de reconciliación en un mundo herido e inquieto.

 

(Con información de Jesuits Global