Cuando un joven siente una inquietud vocacional y comparte sus motivaciones con un jesuita, se inicia un proceso llamado «discernimiento vocacional». Es un período en el que el sujeto busca la voluntad de Dios para su vida, apoyado por un «acompañante espiritual», con el que comparte con toda libertad sus experiencias, sentimientos, historias, etc.
Los jóvenes en discernimiento vocacional son invitados en algún momento ha hacer la experiencia de los Ejercicios Espirituales. Son cinco u ocho días en los que el “ejercitante” trata de descubrir el paso de Dios por su historia y su presente, tratando de discernir la voluntad del Señor para su vida.
Luego, un paso importante en el proceso de discernimiento es la elaboración de una autobiografía. Al hacerla, el joven va profundizando no solo en sus motivaciones vocacionales, sino en la manera cómo su historia vocacional se integra en su historia personal. De parte de la Compañía, este proceso será acompañado por una breve pero importante etapa de evaluación psicológica.
La etapa final del discernimiento vocacional, es el “Candidatado”. Periodo en que el sujeto es invitado a vivir una temporada en una comunidad jesuita de cualquier parte del país, para convivir, trabajar y conocer de cerca a la Compañía de Jesús. Es allí donde el candidato discierne la decisión de si desea o no ingresar a la Compañía. Si el resultado es positivo escribirá, cuando su acompañante espiritual se lo confirme, una carta pidiendo ser admitido a la Compañía de Jesús. La carta se dirige al P. Provincial, quien, oyendo el consejo del equipo vocacional, toma la decisión final de admitir o no a un candidato. Es importante anotar que todo este proceso es personalizado, y que sus etapas suelen seguir el criterio de lo que más ayude al joven en discernimiento.