El libro «Con las comunidades andinas del Ausangate» del P. José María García García SJ ha sido nuevamente editado, esta vez en castellano e inglés, gracias al trabajo del Dr. Ferd J. Truslow, abogado estadounidense. En la obra, el P. García narra sus experiencias personales durante sus encuentros con las comunidades quechuas que rodean al nevado Ausangate, la montaña sagrada de los Incas en la provincia de Quispicanchi (Cusco), donde anualmente se celebra la festividad del Qoyllorit’i. Por su valor antropológico, pero sobre todo por su calidad como expresión de una experiencia intercultural, el texto ha sido considerado como un valioso testimonio de la vida de las comunidades andinas del Cusco, donde los jesuitas desde hace más de 40 años desarrollan su misión.
Aquí un extracto de la carta con la que en 1983 el entonces Superior Provincial del Perú, P. Ramón García Hernández-Ros SJ, autorizaba la publicación de la obra:
«Querido Chema: Empecé a revisar tu manuscrito por ver un poco de qué se trataba, y me lo he acabado casi de un tirón y sin respirar. Estoy de acuerdo con Idígoras, es lo más interesante que he leído sobre el tema, conste que, en Huancayo, me leí completa la colección de «Alpanchis Futuringa», he leído cosas muy buenas de Marzal y de Mateo, y, por supuesto, todo lo de la «Familia Sánchez»… Pero lo tuyo tiene algo especial que penetra más profundamente el mundo ajeno al que te acercas y que también penetra más hondamente en uno. Creo que una de las razones es que tu búsqueda de comprender y entrar en ese mundo andino, no parte de un científico que se acerca por un tiempo, y con sus anteojos antropológicos, sociológicos, o teológicos…, sino de un apóstol amigo que vitalmente necesita ser admitido. Por eso te acercas al misterio sin ocultar tu desconcierto, y le vas dando vueltas y vueltas con cariño y humildad, pides permiso, acercas la luz de la fe, de tu fe, para que te lo ilumine y, tal vez, se lo ilumine a ellos, y presientes que esa luz puede ayudarles a descubrir una esperanza capaz de dinamizar su vida cíclicamente estancada. Hoy, día de paro nacional, he tratado de empezar a dar los pasos para su publicación… y también buscaré la forma de financiarlo. Merece la pena; te aseguro que si lo hubiera leído estando en Jarpa, hubiera cambiado muchas maneras de actuar. Por lo pronto hubiera comprendido que el tiempo que se «pierde», es el que más y mejor se aprovecha. Que cuando te piden y exigen una cosa que no entiendes y que juzgas que no puedes hacerla, no hay que estar tan seguro de que es así… etc.»