Del 11 al 14 de mayo, el P. Arturo Sosa SJ ha realizado una visita a los jesuitas y laicos de Madrid, Valladolid y Alcalá de Henares. Es la primera visita oficial a la Provincia de España desde su elección en 2016, que tendrá continuidad el próximo mes de julio cuando acuda a la Reunión internacional de universidades jesuitas que se celebrará en el Santuario de Loyola, del 8 al 12 de julio.

Durante estos días, el P. Arturo Sosa ha participado en la Reunión ordinaria de Superiores jesuitas de España, ha visitado las enfermerías ­-residencias para jesuitas mayores y enfermos- de Villagarcía de Campos (Valladolid) y Alcalá de Henares (Madrid), ha mantenido varios encuentros con jesuitas y laicos, y ha presidido la Eucaristía en la Iglesia del Corazón de Jesús de Valladolid.

Los equipos directivos de los 70 centros educativos jesuitas de España también han tenido la ocasión de reunirse con el P. General, quien asimismo se ha entrevistado con el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez y el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla.

El P. General ha señalado como retos para la Provincia de España: la profundidad espiritual e intelectual, así como potenciar la reflexión teológica que el Papa ha pedido a los jesuitas. A lo largo de estos días ha lanzado algunos mensajes importantes sobre cómo poner en marcha el trabajo que planteó la Congregación General a través de un discernimiento en común, que esté en conexión con la planificación apostólica; de la colaboración con los laicos, de potenciar la comunicación como herencia ignaciana y del trabajo en redes, como modo ordinario de acción. Asimismo, ha insistido en la necesidad de una conversión ecológica de la Compañía de Jesús y ha instado a los jesuitas a que ayuden a transformar la cultura desde el trabajo educativo, en concreto potenciando la interculturalidad.

También se ha referido a los grandes desafíos de la Iglesia y, por tanto, de la Compañía de Jesús, como la necesidad de encarnar la eclesiología del Vaticano II para que la iglesia se convierta en el pueblo de Dios, una iglesia laica, comunidad de comunidades, abierta a la inspiración del Espíritu Santo y capaz de discernir.

(Con información de Religión Digital)