El reconocido teólogo jesuita catalán, P. Víctor Codina, brindó el viernes 26 el seminario virtual “Cinco interpretaciones de la pandemia para los cristianos”, organizado por la Conferencia de Religiosos y Religiosas del Perú y por el Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII. Destacó también la presencia e intervención del Arzobispo de Lima, Mons. Carlos Castillo. En esta nota presentamos un resumen de las principales reflexiones que ofreció el jesuita de 89 años que trabajó por 35 años en Bolivia y que, por lo tanto, conoce muy bien la realidad latinoamericana.

Primera interpelación: ¿Dónde está Dios?

La presencia de Dios en medio de la pandemia es para Codina la primera de las interpelaciones o preguntas que surgen en estos tiempos de crisis. “Podemos contestar que Dios está en las víctimas, en los que sufren y los que mueren, en los médicos y sanitarios que los atienden… en todos los que en estos días ayudan y colaboran, sean o no creyentes. Dios está en los que rezan por los demás, en los que infunden esperanza”, señaló el jesuita, remarcando que Dios no se siente ajeno al sufrimiento nuestro y que quizás uno de los frutos de esta situación es que encontremos a Dios donde no esperábamos encontrarlo.

Segunda interpelación: ¿Qué hay más allá de la muerte?

Para el teólogo, la actual pandemia ha hecho reaparecer a nivel colectivo preguntas sobre la muerte que habían quedado olvidadas o habían pasado a ser tabú. “Para los cristianos, la respuesta ante la muerte es el Misterio Pascual. La Resurrección es el triunfo definitivo de Jesús ante la muerte, y esto es lo que celebramos en la Fiesta de la Pascua (…) Esta fe en el Resucitado es la que nos debe llevar al compromiso a buscar otro mundo posible”, expresó Codina, añadiendo que, si bien la Iglesia insistió desde el Vaticano II en la dimensión positiva de la vida cristiana y su compromiso con la historia, necesita recuperar en sus homilías y catequesis las reflexiones sobre el cielo, las dimensiones de la escatología, de lo último.

Tercera interpelación: ¿Las iglesias cerradas son un paréntesis pastoral?

Codina considera que es todo lo contrario y puso énfasis en que hoy el Espíritu nos invita a pasar de una Iglesia sacramentalista y clerical a una Iglesia evangelizadora. Apuntó la oportunidad para que la Iglesia deje de marginar a los laicos, considerar al clero como protagonista y al templo como su centro autorreferencial, y se preocupe verdaderamente por la formación cristiana, por promover un laicado de ciudadanos responsables y solidarios. “La frase «la Eucaristía hace la Iglesia» debe complementarse con su contraparte «la Iglesia hace la Eucaristía», sin el tejido comunitario eclesial no hay Eucaristía”, explicó.

En ese sentido, considera que durante los últimos meses los protagonistas han sido los laicos. La gente ha vivido de cerca la Pasión del Señor en el sufrimiento de los enfermos, ha rezado en familia, ha mostrado su solidaridad con los más vulnerables, y su gratitud con quienes luchan por el prójimo. Se muestra así una Iglesia evangelizadora que sigue a Jesús y anuncia la Buena Nueva en las calles, una Iglesia que es «hospital de campaña». “No se trata de minusvalorar los sacramentos, sino de iluminarnos a la luz de la fe y de la Palabra, para que no se conviertan en algo puramente pasivo”, concluyó.

Cuarta interpelación: ¿Qué hacer cuando se nos cierran las puertas?

Siempre hay utopía y esperanza, pero debemos ser capaces de discernir las puertas que se nos cierran y el nuevo signo de los tiempos. Codina considera que “el Espíritu nos cierra hoy puertas, no solo de comercios, templos, escuelas estadios, sino puertas a un tipo de sociedad, a un tipo de economía, de política, de investigación que no generan vida, sino discriminación y violencia. Es posible un mundo más solidario, ecológico y pacífico. Y esta construcción de un futuro mejor implica, para los cristianos, trabajar por una Iglesia que no sea clerical y patriarcal, una “Iglesia en salida que sea más fermento que cemento”, como nos invita el Papa Francisco.

Quinta interpelación: ¿Cómo salir del actual caos?

Una de las características del Espíritu bíblico es hacerse presente en momentos de dolor, adversidad y confusión, tanto personal como social. Sin embargo, el jesuita advierte que sería un error pensar que todo va a cambiar milagrosamente por acción del Espíritu. “Dios actúa a través nuestro. Nos hemos de convertir y cambiar nuestro estilo de vida, abandonar nuestro orgullo de creernos señores y dueños de la creación, una economía que enriquece a unos pocos a costa de marginar a muchos». Por esa razón, concuerda con el también teólogo brasileño Leonardo Boff en que “el mundo después de la pandemia o será espiritual o no será”, ya que es necesario convertirnos al Espíritu del Señor y cambiar nuestro estilo de vida para superar esta crisis.

Oficina de Comunicaciones – Jesuitas del Perú

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