Hoy, 17 de noviembre, se cumplen 63 años de la llegada de los primeros Jesuitas a Tacna. En 1959 llegaron en el avión DC-4 (cuatrimotor de hélice) de la compañía Faucett los dos primeros jesuitas norteamericanos, Ernesto Mc Clear y Fred Green. El P. Mc Clear, que había sido profesor de teología en los EE.UU, sería el primer superior jesuita en Tacna. El P. Green, de 37 años, natural de Hawái; se había ordenado de sacerdote el año anterior.

El P. Felipe MacGregor SJ, Superior Provincial de los jesuitas del Perú, había pedido el apoyo de jesuitas norteamericanos y proponía establecer una residencia en Tacna, donde nunca había existido una comunidad de jesuitas. Los padres McClear y Green comenzaron en seguida a investigar las posibilidades apostólicas. No tardaron mucho en decidir. Mons. Alfonso Zaplana Belliza, obispo de Tacna y Moquegua, les propuso encargarse de la Vicaría (San Pedro Apóstol), la parroquia más antigua de Tacna. A los padres les pareció una buena manera de comenzar a conocer a la gente y la realidad eclesial de Tacna. Aceptaron y el obispo nombró al P. McClear párroco; el P. Green sería su vicario cooperador.

Sin embargo, cuando llegó el día de tomar posesión, el P. McClear se encontraba en el Hospital Regional, enfermo. El Padre Green tuvo que firmar los papeles, formalmente tomando posesión de la parroquia a las 11:30 am, el primer día de diciembre de 1959. A partir de esa fecha, la Compañía de Jesús comienza a trabajar en Tacna por primera vez en un apostolado permanente.

La residencia de la parroquia estaba en pésimo estado. Se caían las esteras del techo; las paredes de adobe estaban agrietadas. Los jesuitas tenían que seguir viviendo en un departamento de la Escuela Normal de Mujeres, prestado por las Madres del Buen Pastor. Después de unas semanas, habilitaron un pequeño almacén de CÁRITAS y los PP. Green y Bowman (llegado de Chicago el 15 de diciembre) fueron a vivir en la parroquia entre cajas de leche en polvo y sacos de harina.

En enero de 1960 se comenzó la demolición de la residencia parroquial. La construcción de la nueva casa terminó hacia fines de ese año. En 1964 se inició la construcción de un nuevo edificio para las oficinas y salón de la parroquia. El antiguo templo de adobe no sería reemplazado hasta 1987.

Durante el primer año, varios jesuitas llegaron a Tacna para colaborar en la obra parroquial. Luis Bambarén, jesuita joven, recién ordenado sacerdote, ayudó en las actividades parroquiales durante 5 semanas. Muchos años después llegaría a ser obispo de Chimbote. También colaboró el P. Rubén Vargas Ugarte SJ, famoso historiador peruano.

El 24 de marzo de 1961, hubo cambio de párroco. El P. William Cetnar SJ dejó su parroquia en Chicago para llegar hasta Tacna y reemplazar al P. Ernesto McClear. El P. Cetnar quedaría en este puesto hasta 1968. Durante sus años en Tacna, llegó a ser muy querido por sus feligreses. Con el P. Cetnar llegó también un gran predicador y director espiritual, el P. Romeo Luna – Victoria SJ, quien se quedaría casi un año en Tacna.

En 1961, cinco jesuitas conformaban la comunidad de Tacna: P. William Cetnar SJ, párroco; P. Benjamín Morin, vicario cooperador; P. Fred Green, vicario cooperador; P. Romeo Luna-Victoria; Hno. Luis Tomás, jesuita de Bolivia que trabajó unos meses en Tacna.

El Colegio Cristo Rey

Fundado en 1962, el Colegio Cristo Rey es actualmente una de las principales obras jesuitas en la Ciudad Heroica. Como colegio de la Compañía de Jesús, es partícipe de los más de cuatrocientos años de tradición educativa jesuita. La búsqueda de la formación de un hombre equilibrado, que se educa no para ganar más o tener más, sino para servir más; ha sido la tarea desde el principio. Para lograrlo ha sido imprescindible el acompañamiento permanente de los alumnos y sus familias. En este sentido, desde 1967, el Colegio le ha dado un papel trascendental al Tutor, consejero y amigo que acompaña a los alumnos en las actividades extracurriculares, visita los hogares en cada semestre, sale de campamento con sus alumnos, guía el aprendizaje en general y entrega a los padres de familia un informe anual que les ayude y oriente en la formación de sus hijos.

En enero de 1971, se da inicio al Mes de Misión, con el fin de que los jóvenes tengan una experiencia personal y organizada de contacto con los pobres y de servicio a los más necesitados. Los alumnos de la primera y segunda promoción viajan al Callejón de Huaylas, llevando música, humor y corazón. Visitan Recuay, Huaraz, Carhuaz y otros pueblos de la región, entreteniendo y alentando a los damnificados del sismo que azotó la zona en 1970. Esta labor de amor, se llevó a cabo con entusiasmo y alegría, a pesar de las lluvias torrenciales y el áspero frío de la sierra; se logró despertar el optimismo en los pobladores y el deseo de seguir luchando.

Desde ese año, durante los veranos siguientes, los alumnos que culminan el tercer año de secundaria, siguen la huella de sus compañeros mayores y realizan el Mes de Misión, sin duda es la obra más notoria del colegio Cristo Rey en la comunidad tacneña. Durante casi cuarenta años de labor social se ha dejado huella en prácticamente toda la región: postas médicas, escuelitas de educación inicial, comedores populares, parques y jardines, canales de regadío, construcción de casas, etc., acompañados siempre por una labor de evangelización, mediante la catequesis para los niños del lugar y apoyo con nivelación escolar. Estos han sido los signos que han marcado la presencia de la formación social en nuestros estudiantes. La labor de formación en el servicio la lideran los tutores de aula, quienes durante el año escolar diseñan actividades que inician a los alumnos en esta loable opción».

El Centro Cristo Rey

Una de las obras sociales que destaca por su origen, trascendencia y continuidad, es el hoy Centro Cristo Rey, que en 1986 surge como trabajo social de los estudiantes de la promoción «San Ignacio de Loyola 1989», en segundo de secundaria, liderados por su tutor Jeffrey D. Thielman, joven norteamericano del Programa de Voluntarios de Boston College, y con el apoyo decidido de los padres de familia de la promoción Loyola 1989, profesores y voluntarios del colegio, algunas autoridades y personalidades de la comunidad tacneña, acompañaron y organizaron a los niños lustrabotas, lava carros y canillitas de la ciudad, brindándoles recreación, complementación académica y alimentaria. Al principio la atención fue cada sábado y luego diaria. Hasta finales del año 1988 funcionó en el local de la avenida Bolognesi, casa cedida en préstamo por la familia García Herrera, integrante de la promoción Loyola 1989, y en el actual local desde diciembre de 1988, bajo el nombre de Centro Cristo Rey del Niño Trabajador. Actualmente, es una obra de la Compañía de Jesús y funciona con el nombre de Centro Cristo Rey.

(Con información del Colegio Cristo Rey de Tacna)