Roberto Busa nació el 28 de noviembre de 1913 en Vicenza, Italia. Ingresó al seminario en 1928. Entró a la Compañía de Jesús en 1933 y fue ordenado sacerdote el 30 de mayo de 1940. Estudió filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana en donde hizo la tesis sobre “La terminología tomística de la interioridad” publicada en Milán en 1949. Su obra más importante es el Index Thomisticus, compuesto por 56 volúmenes de casi mil páginas cada uno. En 1990 su obra se convirtió en un CD-ROM y luego en un DVD. En 2005 debutó una versión en la web, patrocinada por la Fundación Tomás de Aquino y el CAEL, mientras que en 2006 el proyecto del Index Thomisticus Treebank (dirigido por Marco Passarotti) inició la anotación sintáctica de todo el corpus.

En 1998, “en honor al monumental logro del Index Thomisticus, que marca el comienzo del campo de las Humanidades Digitales, y que se convirtió uno de los mejores resultados de ese campo”, el padre Busa fue premiado por la Alianza de Organizaciones Digitales de Humanidades (ADHO). Este premio se convirtió luego en el Premio Roberto Busa, que se otorga cada tres años para reconocer los destacados logros de toda una vida en la aplicación de las tecnologías de la información y las comunicaciones a la investigación humanística. Los ganadores del Premio Roberto Busa han sido John Burrows (2001), Susan Hockley (2004), Wilhelm Ott (2007) y Joseph Raben (2010).

Ernesto Priego, investigador y académico del Humanities, Arts, Science and Technology Advanced Collaboratory (HASTAC), explicó en The Guardian Higher Education Network por qué el padre Busa fue un destacado pionero, que le influyó profundamente: “La mayoría de la gente pensaría primero en Ted Nelson y Tim Berners-Lee como los ‘padres fundadores’ del hipertexto e Internet. Pero lo cierto es que el Padre Busa, un sacerdote jesuita italiano y estudioso de la teología, los anticipó al conectar los puntos entre la informática y la palabra escrita”.

PADRE DEL LENGUAJE INFORMÁTICO

El periodista Stefano Lorenzetto escribe en el diario vaticano L’Osservatore Romano (LOR) que “si existe una santidad tecnológica, creo haber tenido el privilegio de encontrarla: tenía el rostro del Padre Busa”. Este sacerdote, señala, fue un gran lingüista, filósofo e informático. “Si navegas en Internet, se lo debes a él, si pasas de un sitio a otro haciendo clic con los enlaces marcados en azul, se lo debes a él”, afirma.

Lorenzetto recuerda luego que en 1949, habiendo terminado su tesis sobre la terminología tomista de la interioridad y con el ambicioso proyecto de recopilar toda la obra de Tomás de Aquino -lo que sería el Index Thomisticus-, el P. Busa fue a buscar al fundador de IBM, Thomas Watson, quien le dijo que las grandes máquinas de ese entonces no podían relacionar estos contenidos. El sacerdote insistió usando para ello el lema de IBM “lo difícil lo hacemos rápido y lo imposible nos toma un poco más de tiempo”, a lo que Watson respondió: “está bien Padre, Lo probaremos. Pero con una condición: Prométame que usted no cambiará IBM, siglas de International Business Machines a International Busa Machines“.

Poco más de una década después, Busa había establecido con éxito el CAAL, el Centro per L’Automazione dell’Analisi Letteraria (el Centro para la Automatización del Análisis Literario) -posiblemente el primer centro informático dedicado a las humanidades- en una antigua fábrica textil cerca de Milán. En 1958 el Padre Busa presentó los avances de su trabajo en el pabellón de IBM en la Feria Mundial de Bruselas, Expo 58, cuyo lema oficial era “Una visión del mundo: Un Nuevo Humanismo”. Esa demostración se convirtió en una primera luz de lo que llegarían a ser las humanidades digitales hoy en día.

Y de ese desafío nació el hipertexto, nombre acuñado por Ted Nelson en 1965, cuyo precursor había sido el P. Busa poco más de 15 años antes. Al P. Busa, recuerda LOR, le tomó años compilar los 118 libros de Santo Tomás y otros 61 autores relacionados, viajando además entre Pisa, Boulder (Colorado, Estados Unidos) y Venecia.

Profesor de la filosofía de Santo Tomás de Aquino, el sacerdote jesuita que conocía el latín, griego, hebreo, francés, inglés, alemán y español, “no pronunciaba una palabra que fuese superflua o que fuera pronunciada en vano”, señala Lorenzetto. Finalmente el autor de la nota de LOR señala que el P. Busa era consciente que el lenguaje informático tenía su origen en la inteligencia humana, que era un reflejo del poder creador de Dios, “autor y productor del cosmos”, sobre quien “los Evangelios nos aseguran que hace dos mil años descendió del cielo”.

(Con información de Buena Voz Noticias)