El 27 de septiembre de 2011, el entonces Superior General de la Compañía, el P. Adolfo Nicolás, escribió una carta a todos los Superiores Mayores adjunta al documento: “Renovación de las Estructuras Provinciales al Servicio de la Misión Universal”, en aplicación del mandato del Decreto 5, nº 26 de la 35ª Congregación General, con el fin de mejorar los servicios de la Misión universal.

Dicha invitación puso a trabajar a varios Superiores Mayores: David Smolira en Sudáfrica, Virgilio Domingos en Mozambique, Stephen Buckland en Zimbabue, Emmanuel Mumba en Zambia-Malawi, y a un total de 311 compañeros. Sus reflexiones fueron más allá del África Meridional y más allá todavía de la Conferencia de África y Madagascar. El complejo proceso de discernimiento incluyó tanto a la Provincia Portuguesa como a la Británica. Y la decisión final de realineación incluía un cronograma de eventos y celebraciones.

De estas celebraciones, la primera fue la inauguración, el 6 de diciembre de 2014, de la nueva Provincia de Zimbabue-Mozambique. La segunda fue el 31 de diciembre de 2015, cuando Adolfo Nicolás decretó la transferencia de la entonces Región Dependiente de Sudáfrica de la Provincia Británica a la Provincia de Zimbabue-Mozambique.

Y ahora es la tercera. El P. Arturo Sosa, actual Superior General, comunicó a los Superiores Mayores: David Rowan, Chiedza Chimhanda, Leonard Chiti y a sus actuales 277 compañeros de África Meridional, estas palabras que entraron en vigor el 25 de marzo: “Unifico la actual Región Dependiente de Sudáfrica, la Provincia de Zimbabue-Mozambique y la Provincia de Zambia-Malawi. La nueva Provincia estará formada por los territorios de la República de Sudáfrica, Namibia, Lesoto, Botsuana, Eswatini (antes Suazilandia), Zambia, Malaui, Mozambique y Zimbabue”.

Han sido necesarios casi diez años de transición para erigir esta nueva Provincia. Se han necesitado dos generaciones de Generales y varios Superiores Mayores, tantos jesuitas, vivos y muertos, diferentes comisiones, grupos de trabajo y comités; asambleas, conferencias, consultas, diálogos, reuniones; coloquios y oraciones a diferentes niveles y tiempos, para llegar pacíficamente a este día.

Las dificultades para la unificación fueron afrontadas con oración, proactividad y creatividad. Las lenguas, especialmente el portugués y el inglés, debían ser enseñadas y aprendidas desde el noviciado, se imprimieron catálogos comunes para mejorar el conocimiento de unos y otros y de sus respectivos apostolados. Todo ello contribuyó a que se trascendieran en buena medida las diferencias culturales, étnicas e históricas. Un vínculo de conocimiento mutuo ha disipado el miedo de unos con otros y la aprensión ante lo desconocido.

Tal vez esta celebración no sea sólo la inauguración de la Provincia jesuita de África Meridional, sino sobre todo un acto de acción de gracias por el don de la libertad que permitió ir más allá de las ideologías, el miedo, el orgullo y los prejuicios para profundizar en la identidad de los hijos de Ignacio como compañeros de Jesús en África del Sur.

El 25 de marzo, día de la Anunciación de la buena nueva de la venida del Señor, las comunidades de esta región pidieron por intercesión de la Virgen la gracia del “sí” a la llamada de Dios y la certeza de su cuidado maternal para el P. Leonard Chiti, el Provincial, y para esta recién concebida Provincia.

Compartimos el mensaje que el Padre General envía a la nueva Provincia de África Meridional.

(Con información de Jesuits Global)