Desde el año 2019, la Iglesia de Lima vive un periodo sinodal que se ha fortalecido con la incorporación del Plan Pastoral Arquidiocesano y el próximo Sínodo sobre la Sinodalidad convocado por el Papa Francisco. En este contexto, el sábado 20 de agosto, se realizó una Asamblea Sinodal que congregó a representantes de diferentes congregaciones y movimientos religiosos de Lima.
Este encuentro, realizado en el Colegio Claretiano y organizado por el Arzobispado de Lima, contó también con la presencia del Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo; el obispo auxiliar, Juan José Salaverry; la representante de la Conferencia de Religiosos del Perú, Marían Inés Menocal; y el Vicario Episcopal de la Pastoral Arquidiocesana, Padre Juan Armando Goicochea.
Implementar el Plan Pastoral en la vida de la Iglesia
Durante la plenaria, uno de los primeros aspectos a relucir fue la necesidad de implementar instrumentos para que la ejecución del Plan Pastoral Arquidiocesano se efectúe en todos los espacios de la Iglesia, en las comunidades parroquiales y en la vida consagrada:
«Debe haber una participación más activa, por parte de los sacerdotes y consagrados, en las noticias y comunicados de la web de la Arquidiócesis. Hay que buscar mejores medios para que este tipo de actividades se compartan, y que de esta manera, la organización y los objetivos del Plan Pastoral no queden solo en palabras, sino que se logre trabajar comunitariamente», sugirieron.
Enfrentar los temas tabú dentro de la Iglesia y las congregaciones
Los representantes de las congregaciones coincidieron en que es fundamental resolver algunos conflictos que pueden presentarse en la relación entre sacerdotes y vida religiosa: «A veces no se entienden», remarcaron. También señalaron que hay casos de abuso de poder, por lo que es importante denunciar este tipo de situaciones y no tener miedo de hablar.
«Si queremos llegar a caminar en sinodalidad, primero, tenemos que sensibilizarnos y enfrentar esos temas tabú que hay dentro de la Iglesia y en nuestras mismas congregaciones o planes de trabajo; de lo contrario, solo estaremos construyendo muros», afirmaron.
Fortalecer la sinodalidad y promover la apertura en la vida parroquial
En otro momento de las intervenciones, se destacó los gestos de cercanía y el espíritu misionero de la Iglesia de Lima durante la Pandemia. Sin embargo, pese al llamado de nuestros obispos por fortalecer la sinodalidad, se manifestó que, en muchas comunidades parroquiales, hay «una cierta ridigez» y «falta de apertura» a la renovación de la Iglesia. «A pesar de que se han creado los Equipos Parroquiales de Animación Pastoral (EPAP), se siente aún, en algunas parroquias, esa rigidez y falta de apertura para que otros carismas crezcan», precisaron.
Monseñor Salaverry: «Trabajar la sinodalidad en nuestras propias congregaciones»
Después de la plenaria, Monseñor Juan José Salaverry recordó que la sinodalidad ha sido una práctica constante en el ejercicio de la vida consagrada: «Quizás no utilizábamos este término (sinodalidad), pero en nuestros institutos seculares, en la vida contemplativa, en nuestras reuniones comunitarias o capítulos, tenemos un ejercicio de la vida sinodal», afirmó.
El obispo auxiliar insistió en que se debe trabajar la sinodalidad en las congregaciones y comunidades religiosas: «Tiene que haber una articulación entre la misión de la Arquidiócesis y el trabajo de nuestras congregaciones, porque ustedes forman parte de esta Iglesia diocesana. Este es un elemento al cual, a veces, le dábamos poco énfasis, pero que se debe fortalecer. Recordemos que nuestros fundadores nos fundaron para el servicio de la Iglesia», subrayó.
Arzobispo de Lima: «Hemos sido generados como Iglesia para ser hermanos»
Durante la Eucaristía celebrada con los representantes de la vida consagrada, Monseñor Carlos Castillo reiteró que todo proceso sinodal requiere remover el conjunto de las cosas que impidan la evangelización. «Evangelizar es siempre anunciar la alegría del amor del Señor. Nuestra misión es ayudar a que todos los ‘cristos’ vivientes crezcan en el amor de Dios armónicamente», puntualizó.
En ese sentido, el Arzobispo de Lima advirtió que toda actitud de retroceso impide que podamos ver la realidad del problema de la crisis de la Iglesia: «Al no querer ver la realidad, no podemos ver a Jesús viviente y sufriente en nuestros pueblos». El prelado habló sobre la importancia de hacer misión y construir la Iglesia en diálogo con el mundo: «El mundo no solo tiene maldad, también tiene bondad. El mundo es una realidad ambigua, pero amada de Dios, y dentro de ese mundo, están los pobres», sentenció.
Monseñor Castillo aseveró que en el mundo hay tal diversidad de problemas que, nuevamente, surge la necesidad del espíritu común: «Y como el espíritu común de Jesús ha sido el amor hasta la muerte para que resucitemos todos, tenemos que ser hermanos en la Iglesia. Para eso hemos sido generados como Iglesia, para armonizar en la desarmonía», reflexionó.
Durante el tiempo de conversación, las comunidades de congregaciones y movimientos de la vida consagrada respondieron las siguientes preguntas:
– ¿Cómo las Hermandades y Movimientos dialogamos, discernimos, proponemos y decidimos frente a los problemas sociales
– ¿Cómo afrontamos los conflictos y dificultades en la Iglesia y sociedad?
– ¿Qué aportamos desde las Hermandades y Movimientos a nuestra Iglesia y sociedad?
– ¿Qué experiencias deberíamos fortalecer más para seguir avanzando en la construcción de nuestra Iglesia de Lima: comunitaria y solidaria, participativa y misionera?
La respuesta a estas preguntas abiertas, así como los comentarios y aportes que surgieron a raíz de estas consignas, fueron consolidadas en un documento que será evaluado por la comisión responsable del Plan Pastoral de la Arquidiócesis de Lima.
Mira las fotos en flickr aquí: https://bit.ly/3T7mPBL
(Con información del Arzobispado de Lima)