El 29 y 30 de agosto, alrededor de 200 cardenales, entre ellos el Cardenal Pedro Barreto SJ, participaron en la reunión a puerta cerrada convocada por el Papa para examinar la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, con la que Francisco reformó la Curia Romana. Esta es probablemente la reunión más grande y concurrida del Papa con el Colegio de Cardenales. Nunca, en la decena de años de pontificado de Jorge Mario Bergoglio, se había celebrado un encuentro de este tipo, y sólo se había visto una asistencia tan numerosa hace ocho años, cuando el Pontífice convocó el doble Sínodo sobre la familia (2014-15), invitando a unos 180 obispos y cardenales.

Sesiones de trabajo 

Llegados a Roma dieron la bienvenida a los 20 nuevos cardenales creados en el Consistorio del 27 de agosto, los cardenales, junto con los Patriarcas de Oriente y los superiores de la Secretaría de Estado, pasarán tres sesiones de trabajo en el Aula Nuova del Sínodo entre la mañana y la tarde, con una pausa para el almuerzo. Para cerrar las dos jornadas, el martes 30 de agosto, tuvo lugar la misa en la Basílica de San Pedro con los nuevos cardenales. Francisco no pudo estar presente por encontrarse de visita en L’Aquila.

Los participantes habían recibido en las últimas semanas una agenda para indicar temas y preguntas sobre diversos aspectos del Documento. Lo debatieron durante todo el primer día y durante la mañana del segundo día. El trabajo se desarrolló en grupos lingüísticos, y luego hubieron momentos de confrontación en la sesión plenaria.

Sobre Praedicate Evangelium

Fue en el Regina Coeli del pasado 29 de mayo, el mismo en el que anunció la creación de nuevos cardenales, cuando el Papa Francisco anunció su intención de convocar al Sagrado Colegio durante dos días para explicar los contenidos y novedades de la Constitución Apostólica, promulgada el pasado 19 de marzo, casi por sorpresa tras una gestación de casi diez años.

El documento entró en vigor el 5 de junio, solemnidad de Pentecostés. El texto recoge y sistematiza muchas de las reformas ya puestas en marcha en los últimos años por el Papa, estudiadas y formuladas por el Consejo de Cardenales, creado por el Papa Francisco en los primeros compases de su pontificado. La Constitución también introduce algunas novedades, empezando por la unificación y el cambio de nombre de varios dicasterios. Pero, sobre todo, el Praedicate Evangelium -como su propio nombre indica- dota a la Curia de una estructura más misionera para que esté cada vez más al servicio de las Iglesias particulares y de la evangelización.

Y este es precisamente uno de los aspectos principales de la Constitución Apostólica, la clave para entender la reforma, pero también una directriz global para la Iglesia de este tiempo. Aunque se centra en los cambios en la estructura de los dicasterios y oficinas, el Praedicate Evangelium de hecho «amplía» las fronteras de la Curia creando una línea directa con las Conferencias Episcopales y las distintas diócesis de los cinco continentes.

Un puente entre la Curia y los episcopados

«Con la Constitución entre las distintas Iglesias y la Curia hay ahora un espacio de escucha y diálogo», explicó a Vatican News el recién nombrado cardenal Leonardo Steiner, arzobispo de Manaos, en la Amazonia brasileña. «Ahora ya no se viene a Roma a decir lo que hemos hecho, ahora se viene a aprender, pero la Curia también aprende de otra manera. Se puede percibir mejor quién está al servicio del Santo Padre, al servicio de los obispos, y esto es una esperanza de ser una Iglesia más fraternal donde se escucha, donde se vive y se asume la diversidad cultural», dijo Steiner.

Iglesia en peregrinación

Los temas sobre los que reflexionar son muchos, subrayó el nuevo cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino: la colaboración entre Curia y episcopados, la presencia de los laicos en funciones de responsabilidad, la «naturaleza misionera» y la «conversión de la Iglesia». Estos dos últimos, en particular, «son elementos muy importantes», mencionó el cardenal inglés. «El Praedicate Evangelium no es sólo algo para la reforma de la Curia, sino también para la relación entre todas las conferencias episcopales y la Santa Sede. La misión y la conversión implican a todos en un proceso casi sinodal. Podemos decir que somos una Iglesia que peregrina».

Profundizar en los conocimientos

El encuentro sirvió también para que los cardenales que actualmente componen el Colegio Cardenalicio, algunos de los cuales proceden de las periferias del mundo y de realidades lejanas, profundicen en su conocimiento. La visión universal que siempre ha caracterizado las elecciones del Papa Francisco para el Colegio, con la representación de países que nunca en su historia habían visto a un cardenal (de Tonga a Brunéi, de Mongolia a Haití, de Bangladesh a Laos a Lesoto), ha hecho que el Colegio esté formado por miembros distantes tanto por su bagaje cultural y su sensibilidad pastoral, como por posiciones geográficas que dificultan que se frecuenten regularmente o que asistan a las reuniones en Roma. La cita con el Papa se convirtió entonces en un espacio de diálogo y profundización «humana», como señaló el arzobispo emérito de Cartagena, el cardenal colombiano Jorge Enrique Jiménez Carvajal: «El Consistorio y el encuentro con el Papa nos ayuda a todos a conocernos un poco, a sentirnos más conscientes y a preparar el futuro».

(Con información de Vatican News)