Los Ejercicios Espirituales (EE) de Ignacio de Loyola son ante todo una experiencia espiritual que tiene como objetivo el encuentro personal con Dios y el discernimiento de su voluntad. Ignacio vivió una profunda experiencia de encuentro con Dios y quiso escribir el libro de los EE con el deseo de comunicar a otros las ideas y sentimientos que a él le habían transformado, no para que los demás los repitan, sino como inspiración para que cada uno recorra su propio camino espiritual. Por ello, Ignacio escribe los Ejercicios, no como una doctrina especulativa, sino como una guía metódica de oración, dirigida no tanto al que los experimenta –el ejercitante-, sino al que los ofrece –el acompañante.
Esto explica el por qué Ignacio no deseaba que el libro de los EE tuviera una difusión arbitraria, ya que de su sola lectura -y no práctica- se obtiene poco de su riqueza. Ignacio prefiere también que los puntos de meditación dados por el acompañante sean breves, porque vale mucho más lo que el ejercitante descubre por sí mismo que el seguimiento de una recargada charla teórica. Ignacio valoraba la experiencia de lo EE como “todo lo mejor que yo en esta vida puedo pensar, sentir y entender, así para el hombre poderse aprovechar a sí mismo como para poder fructificar, ayudar y aprovechar a otros muchos”*. De modo que los Ejercicios constituyen el núcleo de la Espiritualidad Ignaciana, la que compartimos los jesuitas junto con otros religiosos y laicos.
En síntesis, los Ejercicios son una guía para una experiencia de crecimiento en la libertad, en el conocimiento personal, en el conocimiento de Jesús, y, a partir de ello, en el amor sincero a Dios y a los demás. Para ello exige disponibilidad y experiencia en la práctica de la oración. Si te sientes invitado o invitada a conocer los EE, los jesuitas organizamos experiencias en varios formatos (introducción, retiros de 5 u 8 días, EE en la vida diaria). No dudes en comunicarte con nosotros.
* Carta a Manuel Miona, Venecia, 16 de noviembre de 1536.
Ver también: