El 2 de abril el Papa Francisco firmó el decreto de canonización del Beato José de Anchieta, misionero jesuita considerado como el apóstol del Brasil. Y el último jueves 24 el mismo Papa Francisco presidió en la Iglesia de San Ignacio, en Roma, una Eucaristía de acción de gracias por el nuevo santo jesuita, quien además fundó la ciudad brasileña de São Paulo. Aquí más detalles sobre su vida.
José de Anchieta, SJ
De ascendientes vascos y emparentado con San Ignacio de Loyola, José de Anchieta nació el 19 de marzo de 1534 en San Cristóbal de La Laguna, España. Tras su formación inicial en Canarias, su familia lo envió a la Universidad de Coimbra (Portugal) regentada por los jesuitas. Tras su ingreso en la Compañía de Jesús, alentado por las cartas de San Francisco Javier, pide ser enviado a misiones.
Desde 1553, en que llega a Brasil acompañando a su amigo y provincial P. Manuel de Nóbrega, comenzará su misión empeñado en atender a los pueblos indígenas, aprendiendo su lengua y adoptando muchas de sus costumbres. Pondrá en marcha una misión en Piratininga (la actual Sao Paulo) con objeto de ofrecer formación muy práctica a las comunidades indígenas: artesanía, construcción, alimentación, medicina, evangelización, escritura.
Su afán de paz y de servicio a todos, incluyendo a quienes podían considerarse sus enemigos en diferentes conflictos bélicos de los que fue testigo, al igual que su notorio afán de aprendizaje con investigaciones sobre la naturaleza del entorno o su notable talento literario (poesía, narrativa, teatro) han hecho de él un ejemplo digno de nuestra memoria y de nuestro reconocimiento.
José de Anchieta fue uno de los inspiradores de un modelo de evangelización respetuoso con los pueblos y las culturas indígenas, y debemos situarlo en la estela de otros muchos grandes hombres, como los dominicos Francisco de Vitoria, Bartolomé de las Casas, o el jesuita Ruiz de Montoya. No es extraño que posteriormente, otros grandes jesuitas canarios (José Arce Rojas o Francisco Díaz Taño) desempeñasen un papel fundamental en el desarrollo de las misiones jesuitas entre guaraníes (actualmente Paraguay, Brasil y Argentina) y chiquitos (actualmente Bolivia).
La canonización
La canonización de Anchieta se trata de una “canonización equivalente” o extraordinaria, que no está fundada en un milagro reciente del beato y que acontece cuando el Papa reconoce y ordena el culto público y universal de un siervo de Dios, sin haber pasado por el procedimiento ordinario de la canonización formal, porque la veneración al santo ha sido realizada desde antiguo y de forma continua por la Iglesia. Con San José de Anchieta, los santos de la Compañía de Jesús son cincuenta y tres. La Iglesia romana de San Ignacio acogió el jueves 24 de abril la Misa de acción de gracias por la canonización del Padre Anchieta, presididda por el Papa Francisco.
Con motivo de esta canonización, el P. Adolfo Nicolás, Prepósito General de los jesuitas, ha escrito una carta a toda la Compañía donde dice que… «Una de las críticas que se hicieron de él ante el Visitador fue que “tenía demasiada caridad”. A los ojos de sus críticos su exceso de bondad estaría en el origen de un gobierno que tendía a ser blando. El P. Gouveia, sin embargo, no se forjó la misma opinión. Lo descubre como: “varón fiel, prudente y humilde en Cristo, muy querido por todos, ninguno ha tenido queja de él, ni me es posible hallar palabra o acción en que haya obrado mal”. Sincero amigo de todos, sabía unir la bondad al rigor y a la firmeza, como deseaba San Ignacio en todo buen superior. A pesar de sus enfermedades, bien visibles, el provincialato de Anchieta pudo considerarse uno de los más dinámicos y fructíferos de su tiempo.»
(Con información de www.jesuitas.es y el Informativo de la CPAL)