El P. Roberto Jaramillo SJ, Presidente de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL), comparte este artículo a raíz de la complicada situación política, económica y social que se vive en el país centroamericano, y que describió el P. Jean Denis Saint-Félix SJ, Superior de los jesuitas en Haití, en un comunicado titulado: “De un país bloqueado a un país en ruinas”.

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Desde el 7 de febrero pasado, día en que se celebraba el fin de la dictadura y los dos años de posesión del gobierno actual, la población de Haití reclama vehementemente en las calles la renuncia del presidente Jovenel Moïse.

Joven emprendedor del norte del país, fue lanzado y promovido a su candidatura por el antiguo presidente Martelly, y asumió su cargo después de contestadas elecciones en las cuales fue necesario retrasar la segunda vuelta. Los dos años que lleva en el poder ha sido una demostración repetida de su incapacidad para gobernar y para administrar.

“No hay una sola promesa cumplida, ni una sola medida que él haya tomado en beneficio del pueblo haitiano. En todas partes hay miedo e incertidumbre. Las manifestaciones cotidianas se convierten en escenas de violencia y saqueos. La mayoría de las gasolineras son objeto de actos de vandalismo, varias empresas han sido saqueada; los vehículos, principalmente del servicio estatal (S.E) han sido quemados, al igual que algunas instituciones públicas y privadas; la policía está literalmente abrumada por los acontecimientos” nos dicen desde Puerto Príncipe.

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