El P. Adolfo Nicolás SJ, Superior General de la Compañía de Jesús de 2008 a 2016, falleció el miércoles 20 de mayo en Tokio, Japón. Agradecemos por su vida y servicio generoso, y oramos por su descanso en los brazos del Padre. Su funeral tendrá lugar en Tokio el sábado 23 de mayo a las 3:00 am (hora Perú) en la Iglesia de San Ignacio.

“Doy mi sincero pésame a la Provincia jesuita de Japón, a la familia del P. Nicolás, a los jesuitas en España y a sus muchos amigos». dijo el P. Arturo Sosa, actual Superior General. «El P. Nicolás se dio por entero a lo largo de su vida. Fue una vida marcada por un servicio intenso, una disponibilidad serena y una gran capacidad de inculturación en Japón, adonde fue cuando era un joven jesuita. Era una cultura que amaba mucho y con la que se comprometió totalmente. Su tiempo, como General, estuvo marcado por su sentido del humor, su coraje, su humildad y su estrecha relación con el papa Francisco. Todos los que estamos en la Curia General jesuita sentimos su muerte y ofreceremos una misa especial aquí en Roma en la iglesia del Gesù. Debido a las restricciones de viaje en este momento, no puedo viajar a Japón para el funeral, pero les aseguro, a todos sus amigos allí, mi cercanía, mi compasión y mis condolencias».

Hablando de las reacciones de los jesuitas de la Curia General que conocieron o colaboraron diariamente con su predecesor, el actual General dijo: «Todos los que trabajaron con el Padre Nicolás en la Curia General apreciaron mucho su presencia durante su Generalato. Será ampliamente recordado en toda la Compañía como un jesuita sabio, humilde y dedicado, un hombre de gracia y sabiduría, sencillo, sin pretensiones».

Durante su Generalato, el P. Nicolás mantuvo una excelente relación con el Papa Benedicto XVI y una cálida amistad con el Papa Francisco. Esta atención a las relaciones con los Santos Padres permitió a la Compañía vivir plenamente uno de los objetivos de la fundación de la Compañía, como había escrito San Ignacio: «La Compañía fue fundada para servir al único Señor y a la Iglesia, su esposa, bajo el Pontífice Romano.» Según el actual General, el Padre Nicolás ha ayudado así a la Compañía a vivir de manera concreta esta dimensión tan característica de su carisma. Lo hizo alimentando una relación de disponibilidad con el Santo Padre, una disponibilidad siempre marcada por un afecto sincero.

Señor Jesús,

¿Qué flaquezas has visto en nosotros que te han decidido a llamarnos, a pesar de todo, a colaborar en tu misión?

Te damos gracias por habernos llamado, y te rogamos no olvides tu promesa de estar con nosotros hasta el fin de los tiempos.

Con frecuencia nos invade el sentimiento de haber trabajado en vano toda la noche, olvidando quizá que tú estás con nosotros.

Te pedimos que te hagas presente en nuestras vidas y en nuestro trabajo, hoy, mañana y en el futuro que aún está por llegar.

Llena con tu amor estas vidas nuestras, que ponemos a tu servicio.

Quita de nuestros corazones el egoísmo de pensar en ‘lo nuestro’, en ‘lo mío’, siempre excluyente y carente de compasión y de alegría.

Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones, y no olvides hacernos sonreír cuando las cosas no marchan como querríamos.

Haz que al final del día, de cada uno de nuestros días, nos sintamos más unidos a Ti, y que podamos percibir y descubrir a nuestro alrededor más alegría y mayor esperanza.

Te pedimos todo esto desde nuestra realidad. Somos hombres débiles y pecadores, pero somos tus amigos.

Amén