“Una economía solidaria: nuestra apuesta frente a la crisis” fue el título del conversatorio virtual realizado el martes 25 de agosto a través de la página de Facebook “Misión Jesuita”, en el marco de la campaña de recaudo y sensibilización “Inversionistas de Corazón”.

Los ponentes invitados fueron el Sr. Oswaldo Molina, director de la Maestría de Economía de la Universidad del Pacífico y ex alumno del Colegio de la Inmaculada; el Sr. Luis Casallo, economista y ex director de la Asociación Jesús Obrero (CCAIJO); y el P. Santos Rugel SJ, Administrador de la Provincia Jesuita del Perú.

Moderados por Mimi Cuq (Entreculturas), los especialistas profundizaron en los impactos de la crisis originada por la Covid 19 en la economía peruana y, particularmente, en la población más vulnerable. Asimismo, reflexionaron sobre alternativas o rutas para construir una economía más solidaria que contribuya a una vida digna para todos. Porque como señaló Molina, citando al escritor mexicano Juan Rulfo: “nos salvamos juntos o nos hundimos separados”.

¿Cómo estamos?

Describiendo el panorama económico que se vive en Quispicanchi (Cusco), Casallo señaló que la pandemia ha constituido un freno a las actividades productivas y de servicios con las cuales muchas familias llevaban años avanzando en su lucha por salir de la pobreza. Ahora se han quedado sin flujo de efectivo, han pospuesto inversiones e innovaciones tecnológicas en sus procesos y, en algunos casos, han tenido que cerrar sus negocios.

En términos macro económicos, Oswaldo Molina apuntó que la crisis de la Covid-19 significará una caída mayor al 5 por ciento en la economía global y, en el caso nacional, implicará casi 10 años de retroceso en la lucha contra la pobreza, según las últimas proyecciones. “Construir toma mucho tiempo y destruir parece que es muy fácil”, expresó el economista.

Por su parte, el P. Santos Rugel mencionó los distintos tipos de vulnerabilidad (monetaria, alimentaria, laboral, financiera y hídrica) que se han acentuado con la actual crisis sanitaria. Advirtió también que no solo los flujos de caja de empresas se han visto afectados, sino también aquellos de obras sociales que ahora se ven limitadas para responder a sus obligaciones.

¿Por qué estamos como estamos?

Molina señaló que, si bien muchas de las medidas del gobierno fueron en la dirección correcta, las debilidades más estructurales del país no permitieron que tengan el éxito esperado. La informalidad es un problema, pero, “en el fondo, es la expresión en el mercado laboral de un problema más central del Perú: que todavía somos una sociedad muy desigual”, señaló.

El economista enfatizó especialmente en la corrupción y en la falta de una reforma política como causas de que no se haya construido un Estado que provea bienes públicos de suficiente calidad para ayudar a los menos favorecidos. “Por la corrupción hay 14 hospitales paralizados a lo largo del Perú, que costaron al Estado 1900 millones de soles. Cuando pienses en la corrupción, piensa en un hospital paralizado y una señora que vive junto al hospital y no tiene dónde atenderse”.

En la misma línea, para Casallo, “la pandemia ha puesto en evidencia una crisis de valores. Y la peor expresión de esta crisis es la corrupción. Es lo contrario a la solidaridad”. El exdirector del CCAIJO apuntó también que no solo necesitamos una economía solidaria, sino una sociedad más solidaria, con ciudadanos más empáticos.

¿Qué podemos hacer?

La espiritualidad ignaciana nos conduce a “ver la realidad para hacernos cargo de ella”, señaló el P. Santos Rugel, agregando la importancia de guiarnos por los principios del bien común, la solidaridad y la subsidiariedad, favoreciendo a los más desprotegidos y haciéndolos participar. “El eje central de todo eso es Jesús, principio de todo principio”, expresó el jesuita, quien puso especial énfasis en la importancia de seguir impulsando una educación en valores para la creación de nuevos liderazgos.

Según Casallo, una de las respuestas puede ser impulsar el movimiento de la economía solidaria y sus principios. Buscar una economía más justa, equitativa, organizaciones con empleos dignos, salarios justos, participación democrática en tomas de decisiones, y en armonía con el medio ambiente.  Destacó también la necesidad de involucrar a todos los actores, incluyendo a las autoridades, los productores y los mismos consumidores.

“Lo que hagamos hoy va a tener grandes consecuencias en el país que vamos a construir», agregó Molina, quien reflexionó sobre la responsabilidad que deben asumir el Estado, la sociedad privada y la Academia para aportar con acciones concretas a la superación de la crisis, El ciudadano de a pie también puede contribuir, ya sea aportando a una causa solidaria o a través de un voto responsable. “En este tiempo van a aparecer cosas que parecen buenas en el cortísimo plazo, pero pueden hacer mucho daño”, apuntó en referencia a las próximas selecciones.

Ver registro del conversatorio en video

Campaña «Inversionistas de Corazón»

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Fuente: Oficina de Comunicaciones – Provincia del Perú