Del 7 al 11 de junio, el Consejo Ampliado del Padre General se reunió online por cuarta vez consecutiva debido a la pandemia en curso. En estas reuniones se discuten y reflexionan temas que afectan a la misión, se hace algo de planificación, se comparten ideas en pequeños grupos y, en el plenario, se lleva a cabo una conversación espiritual.

En esta edición de junio fue un poco diferente, porque no hubo mucha «materia» ni mucha planificación. En su lugar, en los pequeños grupos y en la sesión plenaria, los miembros oraron y compartieron lo que está en el corazón de toda misión y todo discernimiento: sus experiencias de fe en el Señor Jesús.

El primer día se dedicó a que cada uno haga memoria de su propio camino de fe. El segundo día, los participantes recordaron aquellas personas y circunstancias que moldearon su fe de manera especial. El tema del tercer día fue «La fe en la Iglesia», desde la cual y hacia la cual fluye nuestra vida como cristianos y nuestra misión como jesuitas. El cuarto día se examinó cómo nuestra «mínima Compañía de Jesús» ha sido fuente de consolación o desolación en el proceso de fortalecimiento de nuestra fe. El quinto y último día recogió los frutos de las jornadas anteriores y se reflexionó hacia dónde conduce el Espíritu al grupo.

Por un lado, bastantes experiencias fueron semejantes, ya que los jesuitas compartimos los mismos textos de la Escritura, los mismos Ejercicios Espirituales de San Ignacio, estructuras muy similares de formación y misión, y experiencias parecidas de vida comunitaria. Por otro lado, también salió a la luz la diversidad, que tiene su origen en la educación familiar irrepetible de cada uno, en una herencia cultural y lingüística tan diversa, en las tradiciones y prácticas de la Compañía específicas de una u otra Provincia. Compartir estas diferencias es importante ya que confirma la convicción de que nuestra vida como religiosos es un testimonio de que la unidad en la diversidad es posible, de esa comunión que hace que jesuitas de procedencia tan plural sea un grupo de verdaderos «amigos en el Señor».

El P. General Arturo Sosa SJ lo dice mejor que nadie: «La intención de esta semana es crear un espacio en el que podamos reconocer esta variedad y comprender cómo forma parte del don que Dios hace a la Compañía, a la Iglesia y a la humanidad. Buscamos experimentar en este grupo de compañeros cómo nuestra unión de mentes y corazones no es homogeneidad ni uniformidad, sino armonía y comunión que nace del corazón de Cristo”.

El P. Sosa ha propuesto este singular encuentro del Consejo Ampliado como una forma adecuada para comenzar este Año Ignaciano. Esperamos que este grupo pueda crecer como cuerpo de discernimiento al servicio de la misión de la Compañía, compartiendo y escuchando a los demás.

Como conclusión del último día, se compartió también un breve informe sobre el trabajo de la Comisión que revisa los «Estatutos de la Pobreza» y la Instrucción sobre la Administración de Bienes.

(Con información de Jesuits Global)