El Vaticano lanzó un nuevo periódico mensual, «L’Osservatore di strada» (El observador de la calle), que está escrito en parte por pobres y personas sin hogar y que cuenta sus historias.
Cada primer domingo del mes, tras el rezo del ángelus del Papa Francisco, se distribuye entre los fieles en la plaza de San Pedro a cambio de una contribución voluntaria.
Esta iniciativa del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano «pretende dar voz a los que normalmente no son escuchados, a los pobres, a las personas heridas por la vida, a los que están a la puerta y excluidos», aseguraron.
Los ejemplares en papel se distribuyen en la Plaza de San Pedro, por algunas de las personas que se alojan en el Palacio Miglior, un antiguo hotel que el Vaticano ha dado en gestión a la Comunidad de San Egidio para dar techo a las personas sin hogar que suelen vivir en los alrededores de la basílica vaticana.
Será para ellos la contribución que los fieles y turistas quieran dar, pero puntualizan que el periódico que se inspira en el nombre del diario oficial vaticano «L’Ossservatore romano» es totalmente gratuito.
«L’Osservatore di Strada», aseguran, «no será sólo un periódico para los pobres y por los pobres. Es y quiere ser ante todo un periódico con los pobres, un periódico hecho junto con ellos, dando la posibilidad de expresarse a quienes tienen talento para escribir o dibujar o simplemente una historia que contar o una opinión que expresar».
Cada ejemplar tiene doce páginas y para el primer número, dedicado al tema del «camino», el artículo llevó las firmas de Mimmo, una persona sin hogar en el centro histórico de Roma, y del escritor Daniele Mencarelli.
«Qué es lo peor de vivir en la calle: la noche. No hay un escondite realmente seguro en la ciudad para dormir», escribe Luigi, otro «sin techo», en la portada de este primer número en la que relata el frío y la inseguridad de no tener un lugar propio.
Además se dedicaron dos páginas enteras a lo que han llamado «las canciones de los suburbios», una colección de relatos, reflexiones, poemas, dibujos realizados por personas asistidas por asociaciones y grupos eclesiales o simplemente encontradas en la calle.
Otra sección, titulada «la otra portada», que ocupa la contratapa, contará con dos lecturas, una espiritual y otra humorística y para el primer número, los autores fueron el Cardenal Enrico Feroci y el artista callejero romano Maupal (Mauro Pallotta), que ve a la Iglesia como un importante cardenal que ayuda a una anciana a llevar la compra y cruzar la calle.