El “Socio” es el “compañero” del Superior Provincial o del Presidente de una Conferencia. Hay alrededor de cien jesuitas en el mundo que desempeñan esta función principalmente “administrativa” que permite el buen funcionamiento de las relaciones entre las Provincias o Regiones y la Curia General.
En ese sentido, del 20 al 24 de febrero, la Curia General de Roma organizó un encuentro con los Socios de las Provincias que conforman la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y el Caribe (CPAL), entre ellos el P. Miguel Ángel Carbajal, Socio de la Provincia Peruana.
Este encuentro que contó también con la participación del Secretario de la CPAL y el Socio de la Provincia de Portugal, tuvo como objetivo la formación de los Socios Provinciales. El programa incluía presentaciones y diálogos con los responsables de los diversos servicios de la Curia General: secretaría general, procuraduría, archivo, FLACSI, JRS, Comunicación, DIR, discernimiento y planificación, secretarios regionales y economato.
La jornada de trabajo fue muy intensa, pero los participantes pudieron realizar una visita guiada al archivo histórico de la Compañía y a la Iglesia del Gesù, en donde el grupo visitó la Camareta de San Ignacio y celebró la Eucaristía en el lugar donde pasó los últimos días de su vida.
La Curia General nos presenta algunos testimonios del encuentro:
Yovanny Bermúdez (Venezuela)
En el curso de nuevos socios me he fijado en dos puntos: el primero, con Arrupe “oren, oren, oren mucho”. Las distintas situaciones en la Provincia no se resuelven sólo de modo práctico, sino también orando y confiando para encontrar los caminos que mejor ayuden a la persona y a la Compañía. El segundo punto es el círculo acción-contemplación en el cual se resumen las imágenes que el P. General propone para el socio: acompañante (compañero), bastón (apoyo) y puente (une y comunica). Lo anterior requiere el dejarse sorprender porque las palabras y personas abren, en la mayoría de los casos, caminos apostólicos.
Lo siguiente es que nuestro servicio apoya la dimensión integradora tanto con el Provincial, con nuestros compañeros jesuitas y colaboradores/as como con el cuerpo universal de la Compañía. El socio colabora a poner en una misma dirección, hacia un mismo horizonte y convergiendo distintos estilos, todo el conjunto de actividades y tareas para el desarrollo de la misión. De allí es una misión creativa, creadora y en constante creación, para llevar adelante la misión encarnada que se nos encomienda en las distintas Provincias.
Juan Pablo Escalante (Bolivia)
Soy Juan Pablo Escalante Coro, originario y jesuita de Bolivia. Socius desde casi un semestre, estoy aprendiendo esta misión. Además de contar con la ayuda de mi predecesor, fui convocado, con mis homólogos de América Latina, al encuentro que se desarrolla en la Curia General, en Roma.
Del evento destaco tres puntos: 1ro. Una experiencia de diversidad y universalidad. Estoy viviendo la pluralidad de mis compañeros jesuitas. Tanto de los participantes en la reunión como de los miembros de la Curia General. La jerga y los hábitos que compartimos e imprime la Compañía de Jesús hacen única la experiencia. 2do. Unas herramientas de trabajo del socius.Desde diferentes perspectivas (comunicacional, jurídica, apostólica, histórica, económica y otras), los ponentes ofrecieron unos medios para definir la labor y el rol de socius. Con la exhortación al trato llano y fluido con los Asistentes y Consejeros Generales, cobraron eco en mí el abordaje sapiencial delmanualPractica Quaedam y de los Archivos de la Compañía. 3ro.Unos desafíos en la identidad-misión de socius. De lo recibido, tomo agradecido y convencido el deseo de ser, con lucidez y buen sentido del humor, “compañero”, “puente” y “bastón”de mi Provincial, haciendo un mejor servicio a mi Provincia.
António Ary (Portugal)
“Os seré propicio en Roma” Esta frase que escuchó Ignacio en La Storta, al entrar en Roma, resuena en mi corazón, como promesa cumplida, al terminar estos días de encuentro de socios en la Curia General. Algunos por aquí lo llaman “curso de socios”, y, por cierto, aprendimos mucho, sobre la importancia y el modo de hacer este trabajo, así como sobre el funcionamiento del gobierno de la Compañía universal. Pero fue antes de todo un tiempo de encuentro entre compañeros y hermanos que comparten la misma misión de apoyar a quienes ejercitan la autoridad. Fue, pues, un tiempo propicio porque pudimos conocer y compartir con otros que viven los mismos retos, dificultades, problemas y deseo de servir, siendo como aceite que hace funcionar la máquina de la Compañía.
Nos anima también haber podido conocer y encontrar aquellos que, en Roma, son nuestros interlocutores, más o menos directos, en la tarea de agilizar la comunicación entre la Provincia y el Padre General. Regresamos a nuestras oficinas, a menudo solitarios, ciertos de no estar solos, porque Aquél que nos llamó a esta misión también nos acompaña, y porque nos experimentamos aún más parte de un cuerpo de amigos en el Señor.
(Con información de Jesuits Global)