Del 22 al 24 de febrero, en el Centro de Espiritualidad Tunaants de Santa María de Nieva (Condorcanqui, Amazonas), se realizó la 53° Asamblea Pastoral de la Zona Amazónica del Vicariato San Francisco Javier, antigua tradición que reúne a los catequistas indígenas (‘etsejin’ en idioma awajún y ‘etserin’ en wampis) de los distintos ríos que abarcan los distritos de Imaza, Nieva, Cenepa y Santiago, así como a catequistas hispanohablantes, religiosos y religiosas que trabajan en la zona.

En sintonía con el camino de discernimiento apostólico que iniciaron el conjunto de religiosos y religiosas de la zona de selva hace un par de años, así como en diálogo con la planificación pastoral del Vicariato, el Plan Apostólico de la Provincia Jesuita Peruana y el ambiente sinodal de la Iglesia, esta edición estuvo centrada en presentar lo avanzado de la planificación pastoral de la parroquia y en dar pasos hacia contar con líneas de acción claras para esta misión.

La comunidad jesuita en su conjunto (PP. Paulo Valencia, Enrique Carrasco, Aníbal Oyola y Carlos Alomía) estuvo abocada a la organización con el apoyo de dos estudiantes jesuitas (Miguel Alvarado y Sebastián Arévalo) que están viviendo una experiencia apostólica en este tiempo en Nieva.

Fue importante la presencia del Obispo de Jaén, Mons. Alfredo Vizcarra SJ, del Superior de los Jesuitas del Perú, P. Víctor Hugo Miranda SJ, y también de las coordinadoras o representantes de las superioras de las hermanas Siervas de San José, Esclavas del Sagrado Corazón y de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón.

Se contó además con el apoyo de un facilitador externo (Sr. Jorge Duárez) y con presencia de representantes del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica – CCAP (P. Jaime Regan SJ, Alexandra Heras).

“En medio de situaciones adversas que ponen riesgo los territorios de la Amazonía y la vida de todos sus habitantes, nos sentimos llamados a continuar en la construcción de nuestra Iglesia sinodal e intercultural, con rostro awajún, wampis e hispanohablante”, señala el P. Enrique Carrasco como balance de esta experiencia eclesial.