Sudán, situado en el nordeste de África, ha sido el hervidero de una crisis sociopolítica cada vez más profunda desde que estallaron los combates en el país el año pasado. Hasta ahora, las organizaciones internacionales calculan que unos 25,6 millones de personas – más de la mitad de la población de Sudán – padecen hambre aguda, incluidas más de 700.000 personas al borde de la hambruna. Además, unos 10,7 millones de personas han sido desplazadas. Esto incluye más de 7,9 millones de personas desplazadas dentro de Sudán y 2,1 millones de personas que han huido a países vecinos.

Los combates han tenido un impacto devastador en las infraestructuras civiles: el 75% de las instalaciones sanitarias han dejado de funcionar en las zonas de conflicto intenso. La destrucción de las infraestructuras de electricidad, saneamiento y agua ha agravado aún más la situación y ha aumentado el riesgo de enfermedades.

Antes de la secesión de Sudán del Sur en 2011, Sudán era el país africano más grande. Desde su independencia en 1956, ha tenido numerosos cambios de gobierno y ha sufrido dos guerras civiles que abarcan décadas de la historia del país. El agravamiento de la lucha por el poder entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) es el motivo de los recientes enfrentamientos. La lucha estalló en un conflicto a gran escala en abril de 2023 y está provocando la mayor crisis humanitaria del continente.

Ante esta situación, el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), que opera en Chad y Sudán del Sur, está uniendo fuerzas con otras organizaciones semejantes para atender a las personas que necesitan ayuda humanitaria, especialmente a las que huyen del conflicto. El JRS se está centrando en la educación en Chad y en ofrecer rehabilitación y apoyo a la salud mental en Sudán del Sur. La organización también proporciona artículos básicos no alimentarios, como jabón, colchones y mosquiteras para los más vulnerables entre las comunidades desplazadas, incluidas las personas con necesidades especiales y los supervivientes de la violencia de género.

Los países vecinos han recibido a muchos sudaneses que huyen del conflicto. Según el ACNUR, Chad ha recibido el mayor número de desplazados, con más de 620.000 personas que cruzan sus fronteras; Egipto le sigue de cerca con cerca de 500.000, mientras que Sudán del Sur, Libia, Uganda y Etiopía también han recibido un número significativo de desplazados. En Sudán del Sur, la mayoría de los que llegan son nacionales retornados que habían estado viviendo en Sudán.

Aunque la cobertura mediática del conflicto sudanés parece ser irregular, pasada por alto debido a otras crisis en otras partes del mundo, las necesidades de la población sudanesa siguen creciendo. El JRS ha instado a la comunidad internacional a no abandonar al pueblo de Sudán y ha pedido un apoyo humanitario internacional mucho mayor para mitigar el sufrimiento de la población.

En Renk, Sudán del Sur, en un centro de tránsito que recibe a muchas personas que huyen de la violencia en Sudán, es difícil mantener la esperanza entre tantos que han sido desarraigados de sus hogares, familias y seres queridos, debido al conflicto. Las organizaciones humanitarias hacen todo lo que pueden, a pesar de la escasez de fondos, el exceso de trabajo y la sobrecarga. Sus capacidades están al límite con unos recursos que se agotan rápidamente, mientras luchan por mantener viva la esperanza.

El Papa Francisco ha llamado la atención en repetidas ocasiones sobre la grave situación de Sudán. Durante el Ángelus del 2 de junio de 2024, invitó a todos a “rezar por Sudán, donde la guerra, que dura ya más de un año, aún no ha encontrado una solución pacífica. Que callen las armas”. También instó a las autoridades sudanesas y a los líderes internacionales a ayudar a los numerosos desplazados que huyen de la guerra en Sudán.

Asimismo, en su primera Audiencia General tras su pausa de julio, el Papa pidió a los fieles que se unieran en oración por los pueblos devastados por la guerra en Ucrania, Myanmar y Sudán. “Que estos pueblos, probados por la guerra, encuentren pronto la tan deseada paz”, mencionó.

(Con información de Jesuits Global