El P. Arturo Sosa, Superior General de los Jesuitas, visitó Cataluña (España) para asistir a las celebraciones programadas por la Festividad de San Ignacio, en el marco del Año Ignaciano.
Barcelona
El viernes 30 de julio participó de la Eucaristía en la Basílica de Santa María del Mar (Barcelona), celebración que fue presidida por el Arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, y concelebrada por el P. Sosa, quien recordó que “este templo es testigo privilegiado de los dos años en los que el peregrino pidió limosna en sus escaleras para sostenerse y sobre todo para ayudar a otros”.
Mencionó también que este Año Ignacio “es una ocasión privilegiada para tomar conciencia de que el Señor sigue vivo, presente y actuante en la historia humana”, pues hacer memoria de la experiencia de Ignacio invita al encuentro con Jesús.
Manresa
El 31 de julio, en el Santuario de la Cueva de Manresa, celebró la Eucaristía de apertura de la Puerta del Jubileo, la cual históricamente daba acceso a la cueva donde Ignacio vivió durante once meses y comenzó a escribir el libro de los Ejercicios. Allí fue descubriendo una experiencia gratuita y sin límites de silencio en la oración, una experiencia de discernimiento que lo llevó a entender mejor el lenguaje de Dios.
Recordando la importancia de lo vivido por Iñigo en esta ciudad, el P. Sosa señaló que “Dios le proporcionó los cimientos para construir él mismo la torre de su vida, pero igualmente para que otros muchos puedan hacerlo”. Es por ello que tantos rasgos de la Compañía de Jesús y de lo que conocemos ahora como espiritualidad ignaciana dependen de la experiencia profunda y fundamental que vivió el peregrino en Manresa.
“De aquí sale transformado, pero también tan experto en las cosas de Dios y del corazón humano que a partir de ahora solo puede mirar hacia afuera de sí y hacia adelante, volcándose para ayudar y servir mejor a los demás”, expresó.
Luego el Prepósito General bendijo los mosaicos del artista y jesuita esloveno Marko Rupnik que representan la peregrinación cristiana a través de los Ejercicios Espirituales y que están instalados en las naves laterales del templo. Pidió “que esta obra de arte sagrada nos descubra la historia de la salvación y sea un espacio de encuentro con Dios, una oportunidad de diálogo y reconciliación para todos”.
Llegando la parte final de esta celebración, se procedió con la apertura de la Puerta del Jubileo y a la veneración de la reliquia de San Ignacio. El jubileo supone una oportunidad para abrir el corazón y poder acercarse a Dios, y se hace a través de los siguientes pasos: la peregrinación o visita a una de las iglesias de la Compañía de Jesús, participar en los sacramentos de la Eucaristía y del perdón, realizar una acción solidaria, y rezar con las intenciones del Papa.
El P. General invitó a no ser sordos al llamamiento de Dios y que “cada vez que crucemos el umbral de esa puerta santa, recordemos la alegría de amar a Dios en todas las cosas y cumplir su voluntad de ver nuevas todas las cosas en Cristo”.
Montserrat
Finalmente, el 1° de agosto visitó el Monasterio de Montserrat, donde fue recibido por el Josep Maria Soler Canals y los monjes de la comunidad. Ahí celebró una Eucaristía y se recogió ante María, confiándole toda la Compañía de Jesús. Este monasterio forma parte del proyecto del Camino Ignaciano. Los monjes reciben a los peregrinos que caminan tras las huellas de Ignacio y les muestran los lugares de oración que recuerdan el paso de Iñigo.