Durante varios meses, los jesuitas de todo el mundo han estado reflexionando sobre cuáles pueden ser las preferencias apostólicas de la Compañía universal en los próximos diez años. En las comunidades y obras, luego a nivel de las consultas de cada una de las Provincias y finalmente con ocasión de los encuentros de los Provinciales de las diferentes unidades geográficas de la Compañía, se buscó discernir qué servicios específicos la Compañía podría prestar a la Iglesia, y al mundo en el que vivimos, en el siglo XXI. Esto ha sido la respuesta a una petición explícita del Superior General que asumió su cargo a finales de 2016. Y es a principios de 2019 cuando el proceso debe concluir con la publicación, por parte del P. General, de un documento – probablemente tanto en formato escrito como audiovisual – que va a definir los campos de interés que en lo sucesivo atraerán la atención particular de toda la «galaxia jesuita».

Este lunes 3 de septiembre, por la mañana, se ha abierto en la Curia de la Compañía un nuevo tipo de encuentro: un «Consejo ampliado». Durante cinco días completos, el Padre General Arturo Sosa estará rodeado no sólo por sus consejeros habituales, los consejeros regionales y los consejeros generales, sino también por los Presidentes de las Conferencias Regionales y por algunos oficiales importantes del gobierno de la Compañía. En total, 25 jesuitas.

Durante la apertura, el Padre Arturo Sosa habló primero de las Preferencias Apostólicas. Subrayó que este proceso, en el que participa toda la Compañía de Jesús, puede llevar a una reanimación de la Compañía; también puede mostrar una manera especial de vivir nuestra relación con el Santo Padre. El discernimiento ya ha tenido lugar en la mayoría de las provincias y las reuniones de las conferencias de provinciales harán avanzar el proceso.

A continuación, el P. Sosa habló del «desafío de recuperar el anuncio de la fe y el acompañamiento pastoral de la maduración humana y cristiana como eje de todo lo que hacemos. Necesitamos volver a proponer con frescura el primer anuncio de la fe».

Subrayó la importancia de las comunidades cristianas y su capacidad de discernimiento:

«Si son comunidades capaces de discernir, entonces, serán comunidades capaces de acoger a los que son diferentes; de iniciar y acompañar nuevos modos de dar una palabra de esperanza a las personas que, en la forma tradicional de enfocar la moral de la Iglesia, no tienen espacio o no encuentran puesto en la sociedad, pero que, como seres humanos, son también llamados a vivir la experiencia de Dios. Comunidades abiertas a los jóvenes, a escuchar a los jóvenes. Comunidades abiertas a propiciar la igualdad entre el hombre y la mujer, que en las sociedades actuales aún no existe».

Además, sobre el tema de la Iglesia, dijo,

“Encarnar definitivamente la eclesiología del Concilio Vaticano II sigue siendo un desafío para la Iglesia de hoy. Convertirnos a una Iglesia Pueblo de Dios, Iglesia comunidad de comunidades, Iglesia abierta a la inspiración del Espíritu Santo, Iglesia capaz de discernir… Iglesia que deje atrás las luchas internas por el poder y no se preocupe por ganar o mantener un prestigio social según los parámetros de quienes dominan el mundo.»

El P. José Magadia SJ, que presidió la Eucaristía de apertura, subrayó en su homilía que el encuentro es un paso importante hacia una Compañía universal ajustada a nuestro tiempo. Si bien todavía no se sabe hacia qué preferencias se inclinarán los participantes, el Evangelio del día lunes dio indicaciones claras sobre el significado y la dirección del ministerio de Jesús. Los «compañeros de Jesús» tendrán, ciertamente, que inspirarse en Jesús cuando cita al profeta Isaías: «[El Espíritu] me ha enviado a llevar la Buena Nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos su liberación y a los ciegos que recobrarán la vista, a liberar a los oprimidos y a anunciar un año de gracia por el Señor».

(Con información de la Curia General y la CPAL)