La Misa de Funeral del P. Tato Repullés SJ se realizó el día lunes 28 de setiembre en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima y fue transmitida en vivo por la página de Facebook de la Provincia. Compartimos la homilía escrita por el P. Jerónimo Olleros SJ y leída por el P. Miguel Carbajal SJ , Superior Provincial.

Hoy volvemos a hablar del Tato. Como otras muchas veces lo hemos hecho, recordando sus ocurrencias, sus muchos servicios, sus aventuras. Nos parecía muy bonito comentar tantas anécdotas suyas y tantos rasgos de su original figura.

Pero hoy volvemos a hablar del Tato de manera distinta. Estamos celebrando esta Eucaristía para hablar del Tato delante de Dios; mejor dicho, vamos a hablarle a Dios del Tato, a contarle que hemos compartido con él momentos muy agradables, que hemos gozado con su amistad y que venimos a agradecerle porque Tato nos ha permitido vivir entre amigos.

Tato deja muchas amistades en esta vida. Iba por el mundo como sembrando amistad generosamente y fue cosechando una cantidad sorprendente de amistades. Nuestra Provincia ha quedado marcada por recuerdos del Tato que cantidad de personas amigas guardan con enorme afecto.

Hoy podemos decir a Dios, como nunca, que la amistad es un don suyo, que nos hace cercanos unos con otros y nos lleva a reconocer la bondad de la vida. Y que es un don porque encontramos más de lo que nos podamos imaginar. Tanto nos lo ha enseñado. Tato nos ha ayudado con su amistad y nos ayuda hoy a ser agradecidos con Dios.

Con ese buen espíritu estuvo trabajando en varios lugares, si bien se puede decir estos días que la mayor cantidad de años los dedicó al Cusco. Pero recorrió buena parte del Perú con su entrega tan propia.

Iba juntando con su habilidad y destreza la fe y la justicia. Y se le fue viendo en tareas insospechadas; desde la atención pastoral a la distribución justa de la tierra, desde la docencia a la gestión de los ómnibus del colegio De la Inmaculada (que consiguió jugando a las cartas), desde los espacios de televisión al rodaje de una película, desde su vivencia espiritual que tanto compartía a los juegos de magia que animaban nuestras reuniones…

Tato ha sido un jesuita de fronteras, capaz de acudir a situaciones límite donde el diálogo y la serenidad son indispensables. Donde se construye la vida que Dios pone en nuestras manos para llenarla de paz.

Con la ausencia de Tato estamos sintiendo estos días la tristeza y el profundo sentido de la muerte; es el encuentro infinito con el Señor que acoge. El se lleva, sin duda, un grato recuerdo de esta vida y nos deja la prueba de que es posible en este mundo vivir con la cercanía de Dios y los amigos.

Y quedamos convencidos de que Tato es ya para siempre amigo definitivo.

Jerónimo Olleros

Cusco, 28 set. 2020.