La Institución Educativa Fe y Alegría Nº 56 (San Juan del Oro, Puno) inició en el mes de mayo clases semipresenciales, atendiendo a más de 350 estudiantes de Educación Básica Regular, entre niñas, niños y adolescentes. Esta medida se enmarca en la Resolución Ministerial 121-2021 MINEDU que autoriza el retorno gradual a las aulas.
Esta decisión fue tomada por el equipo directivo de la institución educativa luego de evaluar las condiciones sociales y de salud en esta zona del país. “Las familias nos pedían volver a la presencialidad pues las dificultades de conectividad y la carencia de recursos tecnológicos hacía difícil el desarrollo de las clases virtuales”, indicó Denys Padilla Lipa, director de la institución, indicando que se tomó en cuenta la disminución de contagios de COVID. “Hace más de dos meses que no se presentan nuevos casos en San Juan del Oro”, agregó.
Las y los estudiantes asisten a clases tres veces por semana (lunes, miércoles y viernes) en dos horarios: de 8 a 10 a.m. y de 10:30 a 12:30 p.m. En cada turno, por cada nivel (inicial, primaria y secundaria) se distribuyen dos grupos de máximo 12 estudiantes en un mismo espacio físico.
“Del total de la población estudiantil (370 estudiantes) está asistiendo la mayoría: casi un 95%. Hay estudiantes que por diversos motivos, principalmente porque han viajado a radicar a otras ciudades, todavía no pueden reintegrarse”, señala el director Padilla.
La población estudiantil y docentes cumplen con los protocolos de bioseguridad respectivos, distancia física, uso de mascarilla y lavado de manos. Para ello se ha dispuesto a la entrada de la institución educativa un lavamanos, así como dispensadores de jabón líquido y alcohol en cada aula, elementos de aseo gestionados gracias al apoyo de los padres y madres de familia.
Las clases semipresenciales se complementan con clases virtuales, desarrolladas los días martes y jueves a través del programa de educación a distancia Aprendo en Casa.
La promotora de la institución educativa Hna. Rosario Zurita RSJ mostró su entusiasmo por este retorno gradual a las aulas, pues mejora la comunicación entre docentes y estudiantes, favoreciendo el proceso de enseñanza – aprendizaje, además de posibilitar la interacción social entre compañeros de aula, siempre con las medidas de bioseguridad.
“Es una gran alegría verlos otra vez. El primer día que volvieron a la escuela yo me quedé en la oficina de promotoría, mirando desde lejos. Y pensaba: “Es verdad, está sucediendo”. Se me caían las lágrimas”, señala la Hna. Zurita. “Esto es una señal. A pesar de tanto dolor y sufrimiento que estamos viviendo, hay esperanza. Ojalá que poco a poco más escuelas puedan abrir sus puertas. Uniendo esfuerzos podemos”.