El 31 de julio, fiesta de San Ignacio de Loyola, el P. General ofreció un “regalo” a la Compañía de Jesús y a todo su cuerpo apostólico. Se publicó el «De Statu Societatis«, en español: Estado de la Compañía, un retrato global del estado de la Orden religiosa, de sus compromisos y de los retos a los que se enfrenta. Es también un documento de orientación para los años venideros, porque cuando nos conocemos mejor, cuando comprendemos nuestro estado de salud y nuestras capacidades, podemos tomar con mayor claridad las decisiones que convengan.

Recordemos que en mayo, se realizó la Congregación de Procuradores que reunió a representantes de todas las Provincias y Regiones de la Compañía de Jesús en Loyola (España) lugar de nacimiento de Ignacio de Loyola. Durante ocho días, los miembros de la Congregación oraron sobre una primera versión del De Statu Societatis que el Superior General había preparado. Después pasaron una semana discutiendo cada parte del documento para ayudar al P. Sosa a elaborar una versión definitiva. Esta edición ya está lista y puede ser utilizada para la oración y el intercambio en las comunidades jesuitas, en primer lugar, pero también en grupos apostólicos, obras de la Compañía y casas de formación para jóvenes jesuitas.

Estos frutos del largo proceso de preparación y realización de la Congregación de Procuradores no son una carta más. El De Statu ofrece un amplio panorama, descrito en unas cuarenta páginas. Para ayudarnos a acceder a él y descubrir su riqueza, el P. General ha grabado un vídeo que pone de relieve tanto la estructura del texto como el espíritu que lo anima.

¿Qué encontramos en el De Statu Societatis? En primer lugar, un testimonio del modo en que el Espíritu Santo actúa en la Compañía de Jesús. En segundo lugar, una invitación a dejar que ese mismo Espíritu Santo actúe en la vida personal de los jesuitas y en la vida del cuerpo apostólico de la Compañía. Seis capítulos que tratan los siguientes temas: Siguiendo a Ignacio, somos enviados al mundo; somos enviados por la Iglesia para llevar la Buena Nueva a toda la humanidad; estamos llamados a ser cada vez más compañeros de Jesús humilde y pobre; nuestra vida, asociada a nuestra misión, está en tensión entre Dios y el mundo; somos colaboradores en la misión de Cristo, no artífices de nuestros propios proyectos; buscamos formas de gobierno que favorezcan nuestro servicio, nuestra misión; en definitiva, estamos aquí para “amar y servir”.

Por supuesto, nada de esto es esencialmente nuevo. Desde la Congregación General 36ª (2016), durante la cual el P. Arturo Sosa SJ fue elegido Prepósito General de la Compañía, las Preferencias Apostólicas Universales han guiado la formación de los jesuitas, los compromisos en el mundo, la pedagogía en las instituciones educativas y mucho más. La reflexión sobre el estado actual de la Compañía ayudará, en primer lugar, a las comunidades jesuitas a reposicionarse en relación con estas orientaciones. Permitirá a todo el cuerpo apostólico, tanto religiosos como laicos comprometidos, beneficiarse de la dinámica del Año Ignaciano (2021-2022). Dará un nuevo impulso a la oración para apoyar la vida y el testimonio de tantos de nuestros hermanos y hermanas que viven en situaciones difíciles, de pobreza, incluso de persecución.

(Con información de Jesuits Global