El lunes 31 de julio, Fiesta de San Ignacio de Loyola, celebramos la ordenación presbiteral de Julio Hurtado SJ. La ceremonia, realizada en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima (Miraflores), fue presidida por el Cardenal Pedro Barreto SJ, Arzobispo Metropolitano de Huancayo, y concelebrada por el P. Provincial Víctor Hugo Miranda SJ y un nutrido grupo de jesuitas que llegaron para esta ceremonia.
La homilía estuvo a cargo del Cardenal, quien recordó los «principales hitos del peregrinar» de Julio hasta hoy, destacando su participación en diversas experiencias que le permitieron conocer la espiritualidad ignaciana e iniciar su proceso vocacional. Subrayó también el esfuerzo de Julio por dar a conocer a Ignacio de Loyola en los lugares en los que ha estado sirviendo, de manera especial en El Agustino.
Mons. Barreto recordó que «toda gracia que se recibe de Dios es para compartirla con los demás», por ello, esta ordenación presbiteral lo «compromete a vivir como compañero de Jesús en una comunidad jesuita, para acompañar y hacer presente la alegría del evangelio a todos los que Dios ponga en tu camino a lo largo de tu vida sacerdotal».
El Arzobispo de Huancayo reflexionó también en torno a la figura de Ignacio, su peregrinaje, su proceso de conversión y su manera de dejarse conducir por el espíritu. «La pasión de Ignacio fue buscar y encontrar a Dios en todas las cosas» y a eso mismo somos llamados hoy.
Concluyó su mensaje afirmando que «la actualidad de Ignacio en el hoy de la Iglesia es el aporte del discernimiento espiritual para hacer eficaz el proceso Sinodal que vivimos con el Papa Francisco».
Al finalizar la ceremonia, el nuevo sacerdote ofreció unas palabras de agradecimiento a todas las personas que lo acompañaron en este día especial pues considera que este sacramento «es un don y gracia que no dependen de mis méritos sino de una elección que Dios me concede». Recalcó también que «esta vocación se la debo a cada uno de ustedes, quienes me han enseñado en primer lugar a ser cristiano y luego a ser un sacerdote para el pueblo de Dios».