Devoción de los Jesuitas conserva mucha historia y misticismo. Procesión será el viernes 7 de abril a las 10:30 de la mañana y se acompaña con Sermón de las 7 palabras.
(Diario Correo).- La Semana Santa en Ayacucho ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Nación, por su carácter litúrgico católico, popular y de sincretismo. La proclama se sustenta en el profundo misticismo y devoción que encierran muchas historias detrás del ritual y performance de las procesiones que conmemoran la pasión y muerte de Cristo.
Precisamente, este 2023, la festividad religiosa más importante del país y de Sudamérica, cuyos orígenes se remiten a la época virreinal, tendrá un acontecimiento especial el Viernes Santo, cuando luego de 200 años vuelva a las calles de Huamanga la procesión de Cristo Crucificado.
Pero ¿qué tiene de especial esta procesión? El P. Polinario Tanta SJ, Vicerector del Templo de la Compañía de Jesús en Huamanga, explica: «El Cristo Crucificado era una devoción de los Jesuitas, quienes realizaron esta procesión durante el día, desde el Templo de la Compañía hacia la Catedral, donde se realiza el sermón de las 7 palabras».
Hace algunos años el P. Adolfo Domínguez SJ junto al P. Polinario realizaron las investigaciones y a través de un trabajo de gabinete y bibliográfico concluyeron que esta formaba parte de las celebraciones de la Semana Santa, y por ello propusieron su inclusión en las celebraciones de este 2023. Monseñor Salvador Piñeiro, al conocer la historia, dio su aprobación.
Este 7 de abril, Viernes Santo, la imagen de ‘Cristo Crucificado’ saldrá a las 10:30 de la mañana e ingresará a la Basílica Catedral de Ayacucho, para escuchar el Sermón de las Siete Palabras y las 3 de la tarde, regresará a la Iglesia de la Compañía de Jesús.
ADMIRABLE TALLA DE CRISTO CRUCIFICADO
La talla de Cristo Crucificado que yace en el templo de la Compañía de Jesús en Ayacucho, es quizás una de las más exquisitas del país y data del decenio del año 1600.
“Cuando uno contempla la imagen lo hace con admiración, pues ve a un ser humano en situación final de la vida y con toda la anatomía y los músculos. Esta bien hecha para la época que se hizo”, describe el sacerdote.
La imagen es de escuela Sevillana y fue traída al Perú vía Callao, Lima y luego traída hacia la sierra sur para la evangelización. Pero una amenaza de incendio hizo que los jesuitas apostados en Ayacucho, en aquel entonces, solicitaran su traslado al templo de la Compañía de Jesús.
PROCESIÓN SERÁ CON HOMENAJE A LOS MUERTOS
Polinario Tanta dice que este 2023 el Colegio Médico del Perú Consejo Regional XVI de Ayacucho, asumió la mayordomía. Precisamente por representar al profesional que acompaña a su prójimo en convalecencia y en situaciones difíciles de la vida, “para ellos venerar a Cristo Crucificado es una forma de reflexionar y valorar su servicio hacia la persona”, resalta.
La procesión que saldrá este 7 de abril, durante el Viernes Santo, permitirá a los ciudadanos llevar la imagen de un ser querido fallecido en el conflicto armado interno, la pandemia, las recientes protestas o en cualquier circunstancia.
La Compañía de Jesús llegó a Huamanga en 1604. Fueron expulsados del Perú (Latinoamérica y muchas partes del mundo) en 1767. Sus colegios, universidades, haciendas fueron repartidas y sus obras expropiadas. Sobre todo, la tradición y la cultura local que cultivaban, fueron canceladas y olvidadas. Algunas de estas tradiciones son Mamacha Cocharcas y el Cristo Crucificado. Los jesuitas volvieron a Ayacucho en 1986, durante la violencia política.
Fuente: Diario Correo. Fotos: Neils Oscategui