Compartimos las palabras de agradecimiento pronunciadas por el Cardenal Pedro Barreto SJ durante la ceremonia donde fue condecorado con la Orden “El Sol del Perú”, en el Grado de “Gran Cruz”.

Expreso, en primer lugar, mi profunda gratitud al Embajador Oscar Maúrtua de la Romaña, Canciller y Ministro de Relaciones Exteriores al recibir la Condecoración El Sol del Perú, en el grado de Gran Cruz con brillantes.

Considero este honor como un reconocimiento a la Iglesia Católica en el Perú en su misión de anunciar el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, para la mayor gloria de Dios, la dignificación de la persona humana y el cuidado de nuestro entorno natural. Mi compromiso personal y eclesial con el Obispo de Roma, el Papa Francisco, “principio y Fundamento de la unidad entre los Obispos y fieles” es seguir promoviendo la vida digna y justa para todos los peruanos y peruanas conforme al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo; una paz basada en la justicia, la solidaridad con los más pobres y descartados de nuestra sociedad, con aquellos que, en este tiempo de pandemia sufren con mayor severidad e injustamente las consecuencias que de ellas se derivan. 

Estoy seguro que, con el concurso de los científicos, del personal de salud y del compromiso de todos los miembros de la sociedad se superará la pandemia del Covid 19 y saldremos -ojalá pronto- fortalecidos en la convicción que todos estamos “en la misma barca” y que nos necesitamos unos a otros.

Sin embargo, en el mundo y nuestro país no es una excepción, persisten otras las pandemias sociales a las que también debemos igualmente combatir, con la misma disciplina y solidaridad: la crisis socio-económica y sanitaria; la tensión e incertidumbre política creada por la prevalencia de los intereses de grupo; la carencia de valores humanos fundamentales; la deshonestidad; el racismo, la descalificación irracional del que piensa y actúa de manera diferente; el acceso a una educación pública de calidad que tanto han deteriorado y agravado, especialmente en aquellos hermanos nuestros más débiles y excluidos.

En este año del Bicentenario de la creación de la República del Perú, nuestra patria, a la que queremos, está sumida en el desencanto, el desánimo y la dispersión. Experimentamos, una y otra vez, desencuentros que generan un clima de enfrentamiento y enemistad social. A esta realidad se suman los desastres naturales con graves consecuencias a la calidad de vida de las personas, especialmente los más pobres y alejados de nuestra sociedad. Desde este contexto de angustia y dolor hago un llamado a la esperanza y a la solidaridad efectiva. Es la hora de soñar juntos, sin excluir a ninguna persona, para buscar el bien común y ejercitar la corresponsabilidad en el proceso de transformación de nuestra sociedad.

Es mucho lo que nos une y tenemos en común. Necesitamos desaprender el enfrentamiento, la descalificación y el insulto y aprender a ESCUCHAR mediante un diálogo en la verdad y en el respeto que todos nos merecemos para buscar el bien común. Así podremos REFLEXIONAR, sin excluir a nadie, para encontrar los nuevos caminos más conducentes en la transformación de nuestra sociedad peruana. Este reconocimiento de parte del Gobierno del Perú, me compromete y nos compromete a aportar lo mejor de nosotros mismos, hasta el último segundo de nuestras vidas, desde nuestra propia vocación y misión que cada uno de nosotros tenemos, para construir un Perú justo, fraterno, reconciliado y solidario.

Es la hora de la escucha, reflexión y acción fraterna y solidaria. La guerra, el enfrentamiento entre nosotros, los insultos y las mentiras, los anuncios de catástrofes y la indiferencia de los cobardes no tienen espacio en las circunstancias que vivimos en el Perú. Aprendamos a unirnos en la verdad y en la sabiduría ancestral del pueblo peruano y de sus comunidades originarias de la costa, sierra y selva, con su deseo de sentirse familia de hermanos y hermanas, para salir mejores de esta crisis integral que nos aflige. Por eso, el movimiento colectivo RESUCITA PERÚ, AHORA, es una propuesta de acción solidaria, inclusiva de todos los actores sociales, de los empresarios, de las familias, de los jóvenes, de las Universidades, de los Movimientos sociales y organizaciones populares, de las Iglesias cristianas y no cristianas, de las personas de buena voluntad. Todos estamos invitados. Nuestra Patria se lo merece. Aún estamos a tiempo. La acción inclusiva y solidaria RESUCITA PERÚ ¡AHORA! Nos motiva a caminar juntos. El mañana no existe. No hay tiempo para lamentaciones. Hoy, es la voz de la esperanza en acción, para luchar juntos y de manera decidida, contra el Covid 19 y con las otras pandemias sociales que nos aquejan como País.

Con el gran historiador e ilustre tacneño Jorge Basadre Grohomann, invoco a todos los peruanos y peruanas, de todas las razas, credos, situación social y económica: «Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos…“quienes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad » (La Promesa de la Vida Peruana. Lima, Editorial Mejía Baca; julio 1958; página 7 y pp. 50-51).

Concluyo las palabras del Papa Francisco cuando visitó el Parú en enero del 2018: “Estas tierras tienen sabor a Evangelio…. No tenemos un Dios ajeno a lo que sentimos y sufrimos, al contrario, en medio del dolor nos extiende su mano. Hay cosas, como bien saben, que no se improvisan y mucho menos se compran. El espíritu de una comunidad se mide en cómo logra unirse para enfrentar los momentos difíciles, de adversidad, para mantener viva la esperanza… ¡Los peruanos, en este momento de su historia, no tienen derecho a dejarse robar la esperanza! (Cf. Homilía en Trujillo).

Y también en el Patio de Palacio de Gobierno: “A quienes ocupan algún cargo de responsabilidad, sea en el área que sea, los animo y exhorto a empeñarse en este sentido para brindarle, a su pueblo y a su tierra, la seguridad que nace de sentir que Perú es un espacio de esperanza y oportunidad… pero para todos, no para unos pocos; para que todo peruano, toda peruana, pueda sentir que este país es suyo, no de otro, en el que puede establecer relaciones de fraternidad y equidad con su prójimo y ayudar al otro cuando lo necesita”.

Muchas gracias a todos, especialmente al gobierno del Perú, al Canciller Oscar Maurtua de Romaña, y ayudémonos todos a seguir sirviendo al Perú, como el Perú hoy necesita y reclama, con justicia, honestidad, sentido de responsabilidad y amor verdadero a la Patria, con el único objetivo de ser un Perú mejor.