Desde el mes de marzo el Sr. José Luis Estela ha asumido la dirección de la Casa de Retiros Santa María de Chiclayo, obra que forma parte de la Plataforma Apostólica Regional de Chiclayo-Trujillo.

El nuevo director tiene un vínculo especial con la Compañía, así como con la casa de retiros, pues nos cuenta que mientras cursaba sus estudios universitarios de ingeniería de sistemas en la Universidad Pedro Ruiz Gallo, formó parte del Grupo Universitario Cristiano (GUC), que se reunía en lo que se conocía como Casa de Ejercicios de los jesuitas, hoy Casa de Retiros Santa María.

Allí conoció la espiritualidad ignaciana, así como la misión de la Compañía, sintiendo un gran interés por la vida religiosa e iniciando un proceso de discernimiento vocacional que fue acompañado por los PP. José Antonio Recharte, Enrique Castro y Roberto (Bobby) Burns.  

Ingresó a la Compañía y siguió el camino de formación jesuita hasta la etapa de Magisterio. Durante esta etapa tuvo como referentes a otros jesuitas como los PP. Óscar Morelli y Carlos Rodríguez, a la vez que estrechó vínculos de amistad con sus compañeros de formación como Juan Carlos Pallardel, Carlos Silva, David Samaniego, Paulo Valencia, Carlos Quintana, Víctor Hugo Miranda, Alfredo Mejía y Eddy Fernández.


José Luis dejó de ser jesuita, pero nunca perdió el vínculo y la cercanía con la Compañía. Nos cuenta que su formación le permitió desempeñarse como docente en universidades y seminarios, y que la espiritualidad ignaciana inspira también su labor en la empresa azucarera Pomalca, donde lleva trabajando 20 años, actualmente como director de responsabilidad social empresarial.

Conversamos con él y le hicimos algunas preguntas sobre estos primeros meses que lleva al frente de la Casa Santa María:

¿Cómo te sentiste al asumir la dirección de la casa?

Cuando me hicieron la propuesta me emocioné hasta las lágrimas, pues nunca me desvinculé afectivamente de la hermandad de la compañía, del cariño, del aprecio, de tanto que uno ha recibido y que ahora quiere regresar con una vocación distinta, ahora laical, matrimonial.

Se me pedía retomar, volver a tejer mi historia con la Compañía, pero desde esta nueva orilla, desde la que yo estoy embarcado. Y es por eso mis lágrimas, pues me llevó a recordar tantos rostros. Una avalancha de rostros con los que sentía que volvía a ponerme en contacto con mucha más cercanía y con un único fin que es reimpulsar esta obra.

¿Cuáles consideras que son tus principales desafíos?

Yo creo que son cinco.

El primero es recuperar la efervescencia juvenil. Recuerdo cuando yo veía la casa llena de jóvenes que eran formados por jesuitas. Mi primer desafío es ese, revivir las plataformas juveniles en esta casa y darle movimiento para que muchos universitarios y escolares puedan encontrar un espacio donde puedan hallar el sentido a su vocación.

El segundo es abrir la casa a otros frentes. Si bien se constituyó para ser una casa de Ejercicios y de retiros, en estos tiempos la casa puede ofrecer también otros servicios. La misma espiritualidad ignaciana puede irradiar otros componentes: educación, cultura, arte, formación política y social, ecología, etc. Tenemos que convocar además a otras instituciones a través de convenios y alianzas. Yo vengo del rubro empresarial y me gustaría también poder armar algo que nunca se ha realizado aquí en Chiclayo, como son los Ejercicios Espirituales para empresarios.

El tercer desafío tiene que ver con el ámbito eclesial. Tenemos que entrar a refrescar la presencia de la Compañía en el entorno de la diócesis de Chiclayo, ofreciendo la riqueza del discernimiento y trabajando el tema de la psicoafectividad.

Como cuarto desafío, queremos aterrizar el Plan Apostólico de la Provincia en torno a la realidad de Chiclayo y trabajar temas como diálogo, fe, interculturalidad y ecología.

Finalmente está el trabajo con las familias. Me he dado cuenta de la importancia de trabajar con ellas pues son el primer ente formativo que nos puede ayudar. Para este punto me gustaría establecer alianzas con instituciones que tienen estructuras delineadas en el trabajo con familias y matrimonios.

¿Cómo han vivido estos meses de emergencia climática?

Como todo el norte del Perú, hemos sufrido el azote de dos fenómenos naturales: primero el ciclón Yaku y luego el primer golpe del Fenómeno del Niño. Y le llamamos primer golpe porque lo que está pasando no es todavía el Fenómeno del Niño en su verdadera dimensión.

La lluvia nos afectó mucho y tuvimos que cancelar actividades para poder hacer reparaciones, refracciones, fumigaciones, limpieza… Hemos demorado casi mes y medio para reactivar la casa, pero no al 100 %. El golpe fuerte del Fenómeno del Niño se pronostica para fines de diciembre e inicios de enero, y para eso tenemos que prepararnos y dar soluciones integrales.